Anoche tuve de nuevo la oportunidad de volver a este bar para deleitarme con sus sencillos pero maravillos platos, y como de costumbre estaba a tope, pero esta vez no tuve que esperar tanto como el otro día. Hubo algo que me llamo la atención mientras esperaba, una de las camareras estaba detras de la barra preparando un martini cuando la vi que cogió el limón para adornar con las manos, pues se me quitaron las ganas de pedirme uno, se supone que que deben tener pinzas o algo similar para su manipulación, me gusta mucho este sitio y espero poder seguir viniendo muchas veces, pero no me sentiría seguro si esa camarera me sirve algo.