Merece la pena recorrer el camino que separa el local de Rafa y MªCarmen

Merece la pena recorrer el camino que separa el local de Rafa y MªCarmen de Valencia. Un local que a primera vista no parece ofrecer lo que en breve vas a vivir.
Para empezar te sientas en una mesa sin "montar", vacía. Llega Rafa y tú te pones en sus manos. Pides vino y entonces se empieza a desplegar todo ante tus ojos. Llegan las copas (Riedel), el vino, la cubitera, envinado de copas, las servilletas y empieza la fiesta.
Cocina de mercado creativa, magnífica presentación de todos los platos, puntos de cocción, originalidad y equilibrio de sabores. Curiosamente destacaré un sencillo plato de los entrantes que me pareció perfecto. Un salteado de verduras con setas de temporada, foie y huevo de codorniz. El huevo al horno relleno de trufa, trigueros y huevas de trucha sensacional también.
Carta de vinos extensa, bien elegido, nada típica. Rafa atesora en dos armarios conservadores verdaderas joyas. También es bueno dejarse llevar en la elección del vino.

Grata sorpresa y con ganas ya de volver a visitar a Rafa y MªCarmen. Muy recomendable.