Muy recomendable
Nos aconsejaron este otro bar de pintxos algo alejado del casco histórico; así que aún siendo muy popular, a éste no llegan los turistas. Aquí el servicio es más cercano por parte de Humberto y Ramón, atentos y agradables.
Nos encontramos con un bar de toda las vida pero sin ningún encanto. Bastante pequeño, aunque dispone en el sótano de un comedor acogedor con servicio de restaurante. Nos hicimos un hueco en la barra y a disfrutar de su excelente oferta de pintxos; todos se montan al momento, tanto los fríos como los calientes. Seguimos con la idea de tomarlos recién hechos en cocina de manos de José Ramón Ezkurdia (ex Urepel).
Tomamos para tres personas:
- 3 x Igueldos: Su pintxo frio más popular entre los donostiarras. Consiste de un tomate confitado, un par de guindillas, ventresca de atún y una buena antxoa en salazón. Excelente pinxto.
- 2 x Tostas de sardina ahumada: Lomos de sardina muy limpias y perfectamente maridadas sobre unas rebanaditas de pan recién tostado y un toque muy original de vinagreta de ¡melocotón!
- 3 x Gambas Gabardina: Su pintxo caliente más reconocido. Un par de gambas por pintxo de buen tamaño con una fritura crujiente sin grasa. Ricas, ricas.
- 2 x Croquetas de jamón: Un par de croquetitas por pintxo muy ricas. Buena cubierta e interior cremoso. Estupendas.
- 2 x Raviolis de rabo de buey: Nos aconsejaron en barra este pintxo caliente y aceptamos. Pasta muy fina y delicada con generoso relleno de rabo, sabroso pero algo fibroso. Salsa potente que le iba muy bien al ravioli. Bien a secas.
Para beber poca oferta de vinos por copas. Tomamos cañas y tinto riojano Alberdi. No puntúo.
Precio total: 38.50€ (in IVA, 2 cañas bien tiradas, 2 copas de vino y un refresco)
Nota: El precio indicado por persona es lo que estimo que cuesta tomar cuatro pintxos, sin bebidas.
