El menú incluye aperitivos, 2 entrantes, pescado, carne y postre a 58€
Empezamos con tres tapitas:
Una especie de tosta con una falsa morcilla hecha con sepia, una cremita de ajo y queso y un mini milhojas de foie y manzana, muy buenas todas.
A continución empezaron los platos del menú:
-La ensaladilla Rusa, compuesta por patata con trufa y tubérculos e invierno. Muy equilibrada.
-Huevo pochado con jamón y trufa. Venía presentado con una lámina de jamon ibérico, puré de apio y acompañado con una sopita de trufa. Muy buena combinación e intenso aroma a trufa
-Merluza trufada y alcachofas. Lo complementaba un puré de limón, que creaba un interesante contraste con la merluza y terminada con una sopa de pan de centeno.
-Canelón de Trufa 2010. El canelón estaba cocido con arcilla, para preservar al máximo el sabor y la temperatura y era terminado con trufa rallada (sin escatimar) delante del comensal. Otro plato excelente, lleno de sabor y gran aroma a trufa.
-Espuma de chocolate caliente con pera y trufa. Muy conseguida la combinación del chocolate y trufa, un ejemplo que confirma las posibilidades de combinación que tiene el chocolate con otros productos. Sin embargo, no aprecié prácticamente el sabor de la pera, al combinarla con el chocolate.
Acabamos con una infusión del espectacular carro de infusiones, acompañada de unos discretos petit-fours.
Excelentes los 5 tipos de pan, (te lo sirven todos), acompañados con aceite y varios tipo e sales.
Carta de vinos, muy completa, pero con precios desorbitados en algunos casos 3,5x tienda , por ejemplo, Les Alcusses a 26€ (yo lo he llegado a comprar a 7,5€) y excelentes copas Schoot. Al final nos decidimos por un maridaje que incluía una copa de cava, un blanco y un tinto. El cava y el blanco fueron servidos con oficio por Raquel, aunque luego desapareció y el tinto ni siquiera fue servido, pero sí cobrado.
Otro aspecto que no nos gustó nada fue que la reserva fue hecha para una supuesta zona de no fumadores, que luego no fué tal, ya que nos colocaron al lado de una mesa de una pareja que fumaban entre plato y plato. Cuando advertimos tal situación, nos pidieron disculpas y nos cambiaron de mesa a mitad de cena.