Chicoteando

Por si a estas alturas alguien no lo sabía, resulta que hace dos semanas, Chicote ha abierto un restaurante en la calle Reina a espaldas de la Gran Vía, llamado YAKITORO. Como él mismo lo define en su Web "un espacio inspirado en la tradicional taberna japonesa de yakitori, donde todo se cocina en directo y al carbón". La verdad es que el local es amplio y luminoso, con unos grandes ventanales, decorado en plan industrial, y con cierto gafe porque por allí han pasado varios restaurantes que han ido cerrando uno detrás de otro. Martes a mediodía y lleno total. Una carta entera a base de brochetas a la parrilla de carbón, es un concepto novedoso. Además si se conjuga con un local agradable y un ticket medio moderado, tiene todos los mimbres para triunfar, e incluso convertirse en una franquicia (tiene toda la pinta, ya veremos). En resumen, se nota a la legua que esto lo ha montado alguien que controla de hostelería.

Tres personas, pedimos todo a compartir, brochetas de berenjenas en tempura con salsa romescu, de setas shitake, de albóndigas picantes, de atún y de pollo con papa canaria. Los "yakitoros" se componen de dos brochetas y punto, por lo que pedimos para acompañar dos "sides": arroz oriental y patatas en tempura. Pues oye, las brochetas estaban todas sabrosísimas, a cual mejor, lo que indica que esto no es un local de "fast food" sino que en la cocina hay fundamento (no nos esperábamos menos maestro). De postre un algodón dulce con pimienta roja y unos "churros con chocolate", ambos muy buenos también.
Tienen una carta de vinos muy estudiada que se sale del sota-caballo-rey, y encima, a buenos precios. Nosotros pedimos un blanco de Pedro Ximenez, llamado Ovni, del Equipo Navazos, un vino que no habíamos probado y nos gustó mucho. Con una cerveza y un café la cuenta ascendió a 65 euros. Menos de 22 euros por persona, lo que considero una RCP muy buena.

Me gustó:
- El detalle de la cubitera con hielo picado integrada en la mesa.
- Las sillas me parecieron comodísimas.
- El entretenido "show cooking" de las parrillas en medio de la sala y la potentísima extracción del local (ni hay humo, ni huele a fritanga).
- Que no te miran mal si pides una jarra de agua del grifo.
- El cocinero que estaba hoy oficiando en la parrilla del centro de la sala que es un auténtico crack, profesional y atentísimo con el cliente (cuídale Chicote).

No me gustó:
- Que tardaron una eternidad en traer la comanda, entramos a las 14:30 y nos fuimos a las 16:30, dos horas para comer unas brochetas creo que es excesivo. Me pareció que era culpa del servicio de sala, no de la cocina. Hay que ajustar los tiempos porque si tienes una hora para comer y volver al trabajo es mejor que no vengas aquí.
- Que no pusieran un aperitivo para amenizar la espera.
- Algunas mesas están demasiado cerca de las parrillas, delante nuestro se levantó una pareja porque no aguantaba el calor.
- A mediodía el sol entra a raudales por las cristaleras, lo que hace que algunas mesas, y sobre todo una de las barras, resulten incomodísimas. Esto tiene fácil arreglo con un estor.
- Parece que los camareros no tienen rangos establecidos sino que cada uno te trae lo que le parece, lo que crea cierta ansiedad porque si te falta algo no sabes muy bien a quien dirigirte.

En resumen, experiencia satisfactoria aunque mejorable, aun así volveremos y lo recomendaremos.

  • brocheta de setas

    brocheta de setas

  • algodón de azucar y churros con chocolate

    algodón de azucar y churros con chocolate

  • vista del restaurante

    vista del restaurante

  1. #1

    EuSaenz

    Pues nada, viendo todos los comentarios el resumen es que merece la pena pero que mejor dejar pasar dos o tres meses que el servicio se vaya asentando y se pulan desajustes de juventud…así lo haremos.

    Saludos,
    Eugenio.

  2. #2

    Mtejido2000

    definitivamente había ganas de Chicote en Madrid... pues nada, habrá que probar como dice Eugenio cuando la cosa se asiente un poco. Enhorabuena por el disfrute gastronómico.

    Un saludo, Manuel.

  3. #3

    Yuan_

    Me llama la atención lo poco que se ha penalizado el servicio en las puntuaciones. Todo el mundo lo pone mal y sin embargo, la puntuación media es alta. Como dice, Lorden, estar dos horas para comer unas brochetas es excesivo.

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