Restaurante que defrauda por el servicio del vino, no así por la comida, regional de alta calidad. Tras anotarnos la comida, solicité la carta de vinos y me dijeron que no había, pero que tenían de todo. Le nombro un vino y no lo tienen, otro, y así sucesivamente hasta tres, y ninguno de ellos lo tienen. No recuerdo los nombres, salvo que uno era el crianza de Allende y quizás otro el San Vicente, vinos riojanos fáciles de encontrar en restaurantes de la zona. Al final, me sacaron 4 botellas que llevaron directamente a la mesa para que cogiera la que quisiera. De vergüenza en un restaurante que aspira a ser uno de los mejores de La Rioja. La comida, insisto, buena. El servicio nada del otro jueves. El camarero se tomó con poca deportividad el hecho de que descubriera que de buena bodega nada de nada. Por último, el local deja bastante que desear, entre otros motivos por lo apretujados que meten a todos los comensales.

Excelentes presentaciones, con platos muy bien escogidos para cada propuesta. Sabroso cordero cocido, soberbio solomillo de buey (por tierno y por sabor!). Lástima que las morcillas estuvieran algo resecas. La ensalda de manitas de cerdo y caretas es una delicia. Apoteósico arroz con leche que compartimos como postre. Buenas copas Riedel y servicio correcto. A pesar de que parece que disponen de una gran bodega, no vimos carta de vinos por ningún lado. Nos ofrecieron 3 vinos a escoger, y optamos por el buen Lan crianza del 2001. Buen servicio. Muy buen precio por lo que comimos. 2 personas: 2 entrantes + las 2 carnes + 1 postre + 1 café + Lan 2001 75cl + agua 50cl: 87€.

Una verdadera fiesta para los sentidos.Suculentos platos elaborados con las mejores materias primas del país: verduras frescas de la ribera del Ebro, carnes traídas de los mejores pastos gallegos y pescados recién traídos de los puertos del cantábrico, sin renunciar a una complejidad de texturas y sabores que posicionan a este restaurante entre los mejores del norte de España. Sobre platos de último diseño se presentan verdaderos manjares compuestos de productos tradicionales cocinados con cariño, carnes y pescados a la brasa, cabrito y cochinillo asado y todo ello con un toque de alta cocina propia de un gran restaurante en el que se cuida y mima hasta el último detalle con unas presentaciones que hacen enmudecer al comensal más exigente. En cuanto al vino, podemos encontrar prácticamente todos los caldos de Rioja, clásicos y modernos, que reposan en la bodega del sótano del edificio que forma el restaurante, donde la oscuridad y el tiempo terminan de afinar sus cualidades para que en