Hemos vuelto 3 años después, sabiendo que había cambiado. Para nosotros ha sido a mejor, en general. Servicio joven y más profesional que en la visita anterior, aunque el trato es realmente frío, distante. Sigue habiendo copas Riedel, correcta carta de vinos que se sirven a temperatura correcta, copa de cava obsequio de la casa, que en cambio no ofrece ningún aperitivo ni petit fours con el café. La carta nos ofrecía variedad de platos apetitosos que dudamos en elegir. Comimos un consomé con verduritas y carne, una ensalada de gambas y setas, cabrito al horno y filete con foie, todo excelente, La carta de postres en cambio, no nos pareció muy apetitosa, aunque acertamos plenamente con la elección. En conjunto, como decía, para mi ha mejorado, y el precio, unos 45-50 euros por persona, sin el vino.