Servicio lamentable.
Ambiente cero, pues tus vecinos están más cerca que el VIPS. Los camareros no caben entre las mesas...
La comida bien, pero nada del otro mundo.
La carta de vinos un desastre, además de infladísimos los precios.
El servicio, lento, además de que nuestro camarero tenía graves dificultades para entender el castellano.
En definitiva, como el vips, pero a 50 euros por cabeza.
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