Restaurante de atractivo diseño y decoración, pero con una excesiva

Restaurante de atractivo diseño y decoración, pero con una excesiva densidad de mesas que hace pensar que el apartado de beneficios está por encima del bienestar del cliente. Resulta intolerable que las mesas de dos comensales estén a una distancia de medio metro, con lo que la conversación de la mesa de al lado se introduce sin remisión en tu cena.

Cocina de fusión de aires mediterráneos y japoneses bien ejecutada y con buena materia prima, pero no excesivamente brillante. Los postres están a más altura, son lo mejor de la casa. Carta de vinos atractiva, completa y bien maquetada, sin embargo el nivel formativo al respecto de los camareros es deficiente. Los decantadores son jarras de “vino de la casa” de la taberna de la esquina. Por lo menos las copas son correctas.

No justifica ni su fama ni su precio. Hay que pensar más en los clientes y menos en los beneficios. Un restaurante de éste nivel debe tener camareros mejor formados en el aspecto vinícola.

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