…que era de lo que se trataba tras pasar la mañana recorriendo esta zona de la isla y disfrutando de los caprichos de la madre naturaleza, única capaz de demostrarnos de vez en cuando lo pequeños e insignificantes que somos los humanos.

Situado en la parte de la carretera pegada al mar y con una terraza prácticamente sobre una pequeña playa pedregosa. Nos ubicaron en una especie de extensión de la terraza, afortunadamente alejados del bullicio de ésta. Mesa redonda de madera, sin vestir, bajo una sombrilla que aliviaba la implacable forma de hacer justicia del astro rey. Sillas de plástico publicitarias y resto de componentes en consonancia. Necesitamos nosotros algo más?

Pues sí!! Dos frías jarras tipo tanque de cerveza que hacen aparición en la mesa y como la idea ese día era picar algo, nos decidimos compartir al centro:

Lapas. No había tenido la ocasión de probar estos moluscos en mi vida así que no puedo opinar con fundamento. Me gustó tanto su sabor como la textura. Novedad.

Parrillada de pescado. Conformada por Sama, Vieja y Cabrilla. Esto del pescado supone para mí un auténtico lío con las denominaciones en función del punto geográfico en el que me encuentre. Creo que la sama corresponde al dentón pero los demás ni idea. Todos sabrosos aunque alguno pasado de calor quedando algo seco. Jaleo.

Completamos con otra cervecita. El pan eran unos panecillos convencionales sin más historia y los mojos tenían una textura muy acuosa poco atractiva.

Servicio atento aunque algo desbordado provocando esperas que quedaban compensadas por las vistas que disfrutabas desde la mesa… de lujo.