Restaurante Mamá en Roma
Restaurante Mamá
País:
Italia
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
34,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
34 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Opiniones de Mamá
OPINIONES
1

Después de la espantada del Krugh parecía que el virus remitía… La noche fue dura, pero amanecieron bien.

Venga que es el último día, un esfuerzo!

Así que desayunamos en la maravillosa terraza panorámica del Atlante Star y partimos para el centro histórico. ¡Al menos vemos el Colosseo, es el único must-must que nos queda!

Nos pilló una tormenta de coj.ones en la entrada -de esas que caen de lao y tienes que poner el paraguas en oblicuo- de la que nos maldefendimos con un paraguas de 5€ baratobarato roto por el viento. Menos mal que pillamos un guía y nos evitó las colas. Ahora que el guía se quedó a cuadros cuando en medio de su charla abandonamos el grupo… ¡Andiamo súbito!, me dijo la mía familia: el virus se había reactivado.

Taxi! Al hotel!

Yo me quedé a mitad de camino a pelear con una agencia que no me quería devolver el importe de las visitas no hechas de mi familia al Vaticano. Una pasta. Encontré la agencia, peleé como un íbero temerario y conseguí el 50%.

Aproveché al salir que estaba cerca de Santa María Maggiore para echarle un vistazo, bajé por la Via Cavani, paré a tomar un blanquito rápido, Foro Romano… y otra vez estaba en el Colosseo.

Taxi otra vez! Al hotel!

Dormían, todas dormían. Así que las dejé bien aprovisionadas de paracetamolo y aquarius y me fui a comer a un restaurante cercano al que le había echado el ojo: buena apariencia, vinos por copas…

Fresco, ventilado, sin ese calor enfermizo que experimenté en otros locales. Aquí entrabas y no se te empañaban las gafas, joé.

Se anuncia como “ristobistrot”. Guapo, moderno, atmósfera limpia, blanco, estilo lounge.

Al ver que iba solo, me dijeron si me importaba sentarme al fondo, en una mesa algo separada de la sala pegada a la barra. ¡Qué va! ¡Mágnifico!

Tenían un menú de 20€, no me ofrecieron otra cosa. Un primero a elegir entre dos pastas, un segundo fijo y un postre.

Fettuccine Calcio e Pepe
Saltimbocca alla romana con patate
Macedonia

Pues oye, comí muy bien, el día que mejor. Sencillo, pero todo tenía gran sabor.

Los fettuccine, como mola eso de “Calcio e Pepe”, estaban cocinados con una salsa ligera pero trabadita de queso pecorino, pimienta negra a mogollón y punto de limón. Muy buenos. Estos sí dormían en cama de matrimonio. Estaban al dente pero sin pasarse.

El saltimbocca era un filete de lomo con una capa de prosciutto y con un muelle de… ¡salvia! Con un palillo que los fijaba y un ligerísimo rebozado. Oye, qué rico, vaya puntazo lo de la salvia, le otorgaba un sabor y una chispa totalmente diferente. Una cosa tan normalota hay que ver cómo la transformaron con ese toque. Chapeau! (Pero podían retirar el palillo antes de emplatar).

En cuanto al tema vinos, no pude topar en mejor sitio dadas las circunstancias: el dueño, un tipo joven con estilo desenfadado pero con estilo, enseguida me reconoció como “uno de los suyos” en lo referente a vinos y me sacó cositas muy interesantes, vinazos, con breve comentario incluido e intercambio de opiniones constante. Una gozada. Aprendí que copa de vino en Roma (no en Italia, sino en Roma me explicó) se dice bicchere di vino. Me sacó:

o Cervaro della Sala 2011. De Umbría, un coupage de chardonnay y grechetto con unos meses de barrica… para morirse.
o Ca’Rugate Campo Lavei 2011. Un Valpolicella cañón de una bodega familiar corpulento y cálido, bien armado.
o Carlo Pellegrino Passito di Pantelleria 2012. Un passito regalo de la casa que me sacó con un bizcocho seco que se debía “mojar” en él. Antes de mojar nada, lo caté y casi me desmayo del placer. Y luego emborrachar al bizcocho fue la reos.. Ayayay!!!

Una gozada de almuerzo, por su sencillez y calidad objetiva tanto en viandas como en vinos y por lo inesperado del mismo.

Por cierto, qué rabia, olvidé preguntarle a mi amigo por qué le llamó a su negocio Mamá y no Mamma. ¿Tendrá algún ascendente latino?

En todo caso supuso un buen fin de fiesta para este accidentado viaje. Por la noche íbamos a ir al Trastevere a cenar… Íbamos. El pu.to virus no nos dejó. Y casi no nos deja volar.

Así que aquí acaban las gastro-andanzas romanas de cuatro aguerridos pero epidémicos hispanos.

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