Todo un clásico.

Sí, todo un clásico donde puedes encontrar todo el elenco de comida tradicional vasca que se espera de un asador.
La materia prima es de calidad; pastel de centollo, pimientos de lodosa, -no me acabaron de gustar-, lubina salvaje, solomillo y chuletón.
Todo bueno.
Carta de vinos limitada a rioja y ribera pero con amplia representación de cada una de estas D.O.; precios desorbitados.
Copas de agua; no sé si es por que pedimos un crianza de Viña Salceda, -del 2000, pero en buenas condiciones-, y no un vino más caro.
Como el vino no estaba a su temperatura, sin petición previa se ofrecieron a enfriarlo en cubitera.
Café, orujos, -excelentes-, remataron una buena cena.
Trato correcto.
Ahora bien, hay ciertos detalles que deben corregirse; no cambian ni los platos ni la cubertería durante los entrantes, con lo que las migas del pan te acompañan hasta que te sirven el plato principal. Y lo de las copas de vino, no es de recibo.
En todo caso, se come bien.

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