Taberna japonesa en el barrio de Ruzafa

Local de reducidas dimensiones y relativa comodidad que imagino debes perdonar por la honestidad con que se vende este local, una taberna, japonesa, pero una taberna al fin y a la postre. Local bullicioso en el que es imprescindible reservar, y eso que fuimos en entre semana. El barrio está de moda y la cocina japonesa en pleno auge, así que el local se llena con tremenda facilidad.
Tomamos una ensalada japonesa bastante buena, sencilla pero rica. El punto japonés se lo dan las algas, una vinagreta de sésamo y un poco de tofú. Una forma fresquita de empezar el menú.
Takoyaki, soy un enamorado de este plato, pero cuesta encontrar uno bueno. Son unas bolitas de pulpo que aquí tan sólo estuvieron correctas...
Gyozas de pollo y para mí de verduras. La de verduras estaba muy rica y se nota que son caseras, con el punto exacto de cocción al vapor que no pasa la masa y deja el centro bien hecho.
El yakisoba es el plato que más me gustó. Estos fideos de arroz salteados con diferentes verduras, brotes de soja y salsa japonesa se presenta con pescado deshidratado que aletea mientras está en el plato. Muy rico, altamente recomendable.
El cerdo estilo Okinawa es otro de los platos que no te puedes perder, con un salsa muy sabrosa y un punto de cocción del cerdo que lo deja perfecto.
En el apartado de pescado crudo nos decantamos por atún fresco con aguacate y wasabi. Buena calidad del pescado y el punto perfecto de soja y wasabi que casa perfectamente con la textura y sabor dulzón del aguacate. Caballa fresca con miso y jengibre, yéndonos a pescado blanco y otro tipo de condimentos. También muy rica la caballa.
Sorprende no ver absolutamente nada de sushi en la carta, aunque supongo que este será el nicho de mercado que han encontrado, la diferencia con respecto a otros japoneses.
Nos quedó un pequeño hueco para probar el yukimi daifuku, una especie de mochis caseros que estaban muy buenos.

La carta de vinos es anecdótica y apenas tiene algunas referencias interesantes. Las copas correctas sin más y el servicio sencillo pero amable. Supongo que es una negocio más enfocado al consumo de cerveza, que es lo que solía haber en todas las mesas.

Y ahora las razones por las cuales me costará volver. La primera la aglomeración, les felicito por el tremendo éxito pero debido a las dimensiones del local acabas cenando con el vecino y con cierta incomodidad. La segunda razón los turnos... Puedes escoger a las 20:30 o las 22:30, lo que me parece un horario desacertado, al menos para mí. Pero lo dicho, les va bien y me alegro, ojalá continúe la cosa así. Con todo, muy recomendable.

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