En la búsqueda de su sitio

Primera visita de este nombrado local, al que parece que le falta ese empujón definitivo para consolidarse dentro de lo que se considera el top de la gastronomía madrileña. No entraremos a comentar los pormenores de un lugar que se encuentra en una excelente ubicación, de amplios espacios abiertos y de aspecto limpio , si bien algo impersonal, algo cuyas formas no te llevan a asociar a la propia esencia de un restaurante.
Tres personas dimos un amplio repaso a la carta de unos platos que consideramos efectista en su presentación y con unos altibajos que según creemos provienen , en algunos casos, de la indefinición entre una cocina tradicional de fondo y producto con un aspecto contemporáneo en su forma de presentarse. Aunque no por ello reconozcamos que en algunos casos alcanzaron un buen nivel de satisfacción. La sucesión de platillos , que fueron compartidos en su mayoría (la excepción está en la aversión personal que tengo a los productos de casquería, entre otros) quedó de la siguiente manera:
Airbag de ensaladilla rusa con pimiento asado y anchoa
Croissant meloso de ternera, pomelo , hierbas frescas
Empanadilla casera de ternera con tartar de camarones
Tortilla de ajetes, setas , yemas de huevo de corral
Guisantes, huevo y fondo oscuro de ternera
Almejas marineras con aceite de cayena y cilantro
Raya a la brasa con salmorejo, chile, pan negro y rabanitos
Mollejas de ternera asada, setas de temporada, tirabeques y reducción de capón

Castañuelas estofadas con meloso de patata ,colas de cangrejo y pétalos de bacalao

Pluma ibérica a la parrilla, vegetales tiernos

Frutas del bosque con yogurt griego y granizado de hierbas
Café irlandés con azúcar moscovado y helado de nata

El ávido lector sabrá si ha tenido paciencia de llegar hasta aquí, cúales fueron los platos que gustosamente no probé. Como decía unos platos, en algunos casos afinados y con pizca de duende ( raya) otros que conectan con la cocina más tradicional y trabajada ( guisantes) y otros susceptibles de ser revisados por su poca aportación(almejas, tortilla). No se le puede negar el divertimento de formas y combinaciones (empanadillas, croissant). Como digo, comida amena, desenfadada, pero tampoco nos deja una huella imborrable, profunda, como algunos otros lugares que si nos marcan en cierta medida y buscas volver (incluso parafraseando a aquel …”Con la frente marchita…”).

Es probable que uno de los ingredientes que no ayudan a posicionar Al Trapo sea que la carta de vinos necesitaría de un mayor número de referencias, una revisión en profundidad de este apartado , sin duda, le vendría muy bien. Habiendo estado en el Salón de Vinos Generosos optamos por tomar un Lapola y un Lalama servido en copas correctas y a su temperatura.

Cocina amena, divertida, revisable en su búsqueda de una mayor autenticidad e identidad.

  1. #1

    EuSaenz

    Veo que te escapaste del salón para comer ahí, yo estuve un rato por la tarde. En este restaurante estuve una vez cuando Paco Morales estaba de asesor en cocina y me quedé solo con el recuerdo de una carta de vinos francamente floja…

    Saludos,
    Eugenio.

  2. #2

    Nowhereman

    en respuesta a EuSaenz
    Ver mensaje de EuSaenz

    Pues a pesar del cambio de timón en cocina, no ha debido de suponer ninguna variación en ese sentido. Lo que nos lleva a la conclusión tan comentada que salvo honrosas excepciones, el apartado vinícola suele parecer ajeno a las elaboraciones culinarias. Tendrían que estar muy cercanos, pero en realidad casi nunca es así.

    Saludos!!

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