Calçots en la capital

En las proximidades de la estación de Atocha (a la puerta de la Basílica Nuestra Señora de Atocha) se encuentra este peculiar restaurante de cocina catalana (y productos murcianos) en donde se puede comer propuestas de temporada de calidad.

Local pequeño con escasa separación entre mesas, ruidoso por la cercana presencia de la barra, con un servicio atento (jefe de sala) para una clientela fiel que acude regularmente a este establecimiento.

De entrantes, por supuesto, los "Calçots con salsa romesco", los calçots son presentados sobre una teja. Sin ser especialista, me parecieron sobresalientes. La salsa romescu si bien era correcta, le faltaba algo de picante. Muy buenos.

Igualmente a destacar unas sobresalientes "alcachofas fritas", espectacular presentación para un muy buen producto (fruta abierta en su totalidad, inicialmente sometida a cocción para finalizar a la plancha). Me han parecido muy destacables.

Como principal no hay que dejar de probar el bacalao (especialidad de la casa), tome media ración de "bacalao al tomate natural", juraría que pedía a la plancha, en todo caso soberbio. Tal vez media ración es escasa (por bueno), pero me pareció perfecto de punto y de intensidad gracias a la salsa que lo acompañaba y al pilpil que lo cubría, realmente excelente (se acompañaba de unas finas pochas). En la mesa pude probar un extraordinario "conejo con salsa ali oli" y una descomunal "pechuga de pollo" (muy correcta).

Interesante carta de vinos que gira en torno a productos de Catalunya, sin olvidar Rioja o Ribera del Duero a precios adecuados. Pedí un Scala Dei Negre, pero como estaba disponible nos recomendaron un TITI de Bodegas Noguerals (DOQ Priorat), con Garnacha tinta, Syrah y Cabernet Sauvignon y crianza con 12 meses en barrica de roble francés y americano que maridó a la perfección con las propuestas degustadas.

En conclusión: Buen producto con gran tratamiento en "cuina".