Restaurante de comida casera con gran éxito de público. Si queremos ir en fin de semana hay que reservar con antelación. En días laborables, como fue nuestro caso, también conviene llamar por si acaso, pues mucha gente que trabaja por la zona acude a su menú del día. Probamos ventresca con pimientos (muy buena), croquetas (pasables), cabrito guisado (correcto) y solomillo de vaca (tierno, pero carente de jugosidad). Los postres son recitados por la camarera, y el pedido por nosotros, helado con chocolate caliente, nos dejó indiferentes. Me esperaba algo más, tras haber leido los comentarios anteriores. Respecto al vino, cuentan con una amplísisma carta, mal vestida eso sí (hojas metidas en fundas de plástico). Los precios tanto de los vinos como de la comida son bastante ajustados. En nuestro caso la factura final fue de 100€ (2 personas), de las cuales 38 fueron para el Gloria de Ostatu 2004 que degustamos.