Buenas pizzas

Comida de domingo en Madrid. Nos apetecía comer pizza, y habíamos leído que han abierto una nueva pizzería en la por la zona de Azca, así que allí nos fuimos a probar. Se llama KILÓMETROS DE PIZZA y está situada al principio de la Avenida de Brasil. Se publicitan como “una casa de pizzas gourmet, diseñadas y testadas por Jesús Marquina, cuatro veces campeón del mundo de pizzas, elaboradas con harinas exclusivas importadas de Italia y cocinadas en el horno de pizzas más grande del mundo en este momento”. Bueno… pues la verdad es que iba con unas expectativas muy bajas pensado que me iba a encontrar con otra pseudo-trattoria de franquicia, de las que te encasquetan alimentos de quinta gama haciéndolos pasar por productos caseros y frescos. Pues, afortunadamente, nada que ver, les cuento. 2 adultos y una peque. Lo primero que me impactó fue el estupendo local: grande, diáfano, luminoso, bien decorado, con una terraza cubierta que da a una zona peatonal, enfrente de un parque infantil. El sueño de cualquier hostelero vaya… Nos sienta una chica muy simpática que nos explica la carta con todo lujo de detalles. La verdad es que tiene poco misterio pues se compone fundamentalmente de pizzas, alguna entrada (burrata, carpaccio) y algún postre (en el que no podía faltar el omnipresente tiramisú). Pedimos tres pizzas de “paso” (se pueden pedir de “paso” –la más pequeña, unos 30 cm.-, de ½ metro, de metro y de ¡dos metros!). Una “vegetariana”, con rodajas de calabacín y tomatitos cherry, otra “barbacoa” con carne picada y salsa barbacoa casera y una de espinaca con “porchetta” un embutido italiano parecido a la panceta. Pues oye, las pizzas estaban de miedo, a cual más rica. La masa fina, crujiente y perfectamente cocida (se han gastado una pasta en el horno y vaya si se nota) y buena cantidad y calidad de los ingredientes. Menos mal que no pedimos entrantes porque con una pizza pequeña por persona es cantidad más que suficiente. De postre pedimos una “cubeta” de helado, que nos dijo el camarero que era artesano y efectivamente estaba buenísimo. Escueta carta de vinos, con los precios pelín inflados, de la que escogimos un albariño Cadoiro bien servido. Ambiente desenfadado, local lleno, servilletas y manteles de celulosa. La cuenta ascendió a 63,65 €, teniendo en cuenta que pedimos el vino más caro de la carta, creo que aquí se puede comer/cenar muy decentemente por menos de 20 € por cabeza. Pues por méritos propios, pasa a convertirse (junto con Don Lisander) en mi pizzería de referencia en la zona, volveremos y la recomendaremos.

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