Un personaje

Karlos Arguiñano es un personaje que va más allá de la cocina y ello invita a que si estás por la zona (bonita zona la de los pueblos de la costa vasca) aproveches para probar su restaurante.

El local es una maravilla, una casa palaciega (Villa Aiala) de principios del siglo XX, a orillas del mar, en Zarautz, con una enorme terraza al mar que en verano debe ser una gozada; en la zona de jardín oeste hay una estatua del chef tamaño natural. La casa tiene hotel, restaurante (menú degustación 55€) y zona de, digamos, bar de pintxos; tanto comedor como bar tienen unos enormes ventanales con vistas al mar. Tiene también un comedor interior que da a la calle; si se puede mejor el exterior.

Dado que su cocina no maravilla a la gente siendo una cocina clásica de producto bien resuelta sin más, aunque suele estar lleno, nos quedamos en una bonita mesa del bar de pintxos junto al ventanal. Nos acercamos a la barra para ver los pintxos que había en barra y luego la carta en la mesa en la que hay pintxos, raciones, bocadillos y sandwichs.

Son mesas desnudas de tamaño correcto, sillas aceptables al igual que vajilla, copas y cubiertos. El servicio es rápido efectivo y con buenos consejos. Para beber una agua pequeña y un vermut Petroni rojo traído bien preparado a la mesa (no había más opción de vermut).

Tomamos:

. caldo: una buena taza de caldo contundente y apetecible en un día frio y semilluvioso.

. langostino frito con kimchi: un par de langostinos en tempura crujientes y gustosos, bien la salsa. Cumple bien.

. carrillera guisada: buen tamaño, tierna jugosa y sabrosa; buena reducción en la salsa. Servido en mini sartén y con pan para mojar en la salsa. Muy bien.

. toldotxo: merluza con arena de Zarautz: buen pescado perfecto de cocción y ligero rebozado con unas tiritas de pimiento verde y un suave alioli. Muy bueno.

. bacalao con pisto: va a ser el pintxo que presentan en abril al concurso de pintxos de Guipúzcoa. Como comenté a la amable persona que nos atendía, en cata ciega muy posiblemente ganaría porque es elegante, delicado, gustoso con excelente pescado y en el centro un contraste con el guiso; pero... hay que darle una vuelta a la presentación desde el aspecto al recipiente. Dicho todo ésto, repetiría.

. ración de anchoilla de Getaria en salazón: una docena de pequeños pero gruesos filetes de anchoa perfectamente de punto de sal y aceite; ración para compartir.

. banda de manzana: junto a la salida a terraza hay un mostrador de dulces que lleva la hermana de Karlos con variedad de pasteles. Me comentan que estaba muy buena.

Con más de 45 años a cuestas de chef, ya se las sabe todas: ahora son más los hijos (desde 2010) los que están frente al negocio; tiene además hotel**** (12 habitaciones) desde 1990 y hace un vino blanco de elaboración propia (bodega K5). Y les va muy bien porque está todo lleno en un día entre semana de invierno a medio día.