Hacía tiempo que no visitaba este restaurante y veo que no han habido demasiados cambios desde mi última visita.
Sus puntales siguen siendo los mismos: una más que correcta cocina mediterranea con toques creativos (recomendables las sugerencias del dia), un ambiente agradable, una amable atencion por parte de Salvador Albacar y una muy buena relación calidad-precio . Sus defectos tambien los mismos: irregularidades en el acabado de algunos platos, alguna materia prima de baja calidad (como las hojas de lechugas), pocos cambios en la carta e inexperiencia de algún camarero en el servicio de sala y en el del vino (¿que cuesta preguntar quien va a probar el vino?).
De todas formas los aspectos positivos superan a los negativos y hacen que de este restaurante una opción recomendable.
Por cierto, excelente el pastel caliente de chocolate con helado de vainilla.

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