Tenemos al lado de casa varios restaurantes ligados a diversas “Casas Regionales” a los que de vez en cuando recurrimos cuando no apetece liarse la manta en casa o cuando recibes una visita imprevista y no tienes qué sacar de comer a los inoportunos. Todos estos locales tienen en común su precio comedido y una oferta de cierta calidad. En esta ocasión nos decantamos por el restaurante del Centro Asturiano, que nos tiene enganchados desde hace tiempo por el, en general, buen nivel de sus carnes a la plancha. El local, construido en madera, es de líneas sencillas, con amplias mesas vestidas de manera un tanto sobria y cubertería y coperío muy mejorable. Ofrecen varios menús a precios muy asequibles, contando también con un una amplia carta. El objeto de la visita era comer una chuleta de vaca, pero para ir haciendo boca pedimos un par de entrantes:
-Piparras fritas: para comer como si fuesen pipas, pues no dan la sensación de llenarte. Eso sí, de vez en cuando alguna te hace recordar que lo que comes son en realidad gindillas. Muy ricas.
-Hongos frescos a la plancha: por los montes alaveses ya se han empezado a coger alguno, pero los que nos sirvieron vete tú a saber de dónde eran. El cualquier caso era producto de temporada y estaban como siempre están los hongos, muy buenos.

Después ya pasamos al plato principal: una chuleta de 1,4 kg., que te ofrecen ya fileteada y con un paso por la plancha muy breve, pero que resuelves terminándotela de hacer a tu gusto en la piedra caliente que te acercan a la mesa. Donde esté la parrilla que se quiten las planchas, pero hay que reconocer que al ser la carne de calidad el resultado es siempre bueno. La ración la acompaña una gran bandeja de patatas fritas, que quedó totalmente vacia.

Para beber pedimos una botella de Señorío de Astobiza, que tenía en su frescura su principal virtud. Lástima que las copas eran de un tamaño inadecuado. Terminamos la cena con unos cafés, pues ya no había sitio para los postres.