Un misionero muy bien acompañado

Comida con amigos y compañeros veremeros. 5 personas en total con muchas ganas de comer y beber y sobre todo con muchas más ganas de hablar. Blablablablablaaaa... ;-P

Mesa previamente reservada pues el local es pequeño y, aunque está muy bien distribuido, estaban todas las mesas a tope. En total unas 18 personas en el interior y otras tantas en la terraza.

Cuentan con un menú de mediodía por 8,50 € todo incluido, con posibilidad de elegir entre dos primeros y dos segundos.

Aceitunitas aliñadas muy ricas que no falten! Que en cuanto se acabaron nos sirvieron otras. Sí señor!

Compartí lo comido con mi sister, por lo que quedó así la cosa:

~ De primeros tomamos una Ensalada de arroz blanco con trocitos de piña, surimi, gambitas, cherrys, taquitos de pechuga de pavo, táperas... aliñado con un sabroso y abundante aceite de oliva. Además, compartimos una Tosta de sobrasada elaborada a base de pimientos del piquillo con queso roquefort y almendra rallada. Todo ello montado sobre un crujiente pan de cereales.

~ De segundos: Tortita rellena de pimiento, berenjena y ajo asado con una cobertura de queso gouda rallado. Rico y sabroso interior de verduras, ñam, ñam! El otro plato era más sencillo pero no por eso menos completo: Pechugas a la plancha con queso fundido acompañadas de verduritas.

Como estábamos un poco desbaratados nos sirvieron unos postres caseros al centro para que pudiéramos compartir, por lo que tuvimos nuestra dosis de brownie, de flan de queso con chocolate blanco que estaba sublime y unas fresas con nata.

Para beber unos tercios de Mahou. Los compañeros también tomaron vino servido con mucha corrección y adecuadas copas.

Unos cafés e infusiones para finalizar, con gran variedad de estas últimas para elegir.

Local de paredes blancas y muy bien iluminado. Mesas altas de madera con taburetes bastante cómodos, de los que llevan respaldo, que se nota, eh? Vajilla, cubertería y demás de estilo moderno acorde a la atmósfera del local.

Individuales de papel en los que reza un comentario que, aunque no recuerdo exactamente bien cómo era la cosa, viene a decir que un pequeño porcentaje de lo comido y bebido será donado a fines sociales. Una iniciativa estupenda y más con estos precios tan ajustados.

Servicio joven, muy cercano, atento y aportando gran simpatía.

El nombre del restaurante tiene su historia: Timoteo era un humilde misionero que falleció en 2006 tras una vida dedicada a las personas. Marisé, su sobrina y propietaria, quiso recordarle plasmando su pequeña historia en una de las paredes y además con el original nombre del restaurante. De esta forma Timoteo sigue rodeado de buena gente que lo arropa y recuerda con este pequeño homenaje. Bonito, eh?

Me da la sensación de que llenan al mediodía con la gente que trabaja en la zona, pero está muy cerquita del centro para pegarse una escapada para probarlo. Eso sí, mejor con reserva!

Nota: el precio indicado es el del menú base.