Un whisky de 100 puntos, un whisky de época, un pecado para los sentidos.

Hablo del Whisky más caro y exclusivo de la compañía líder mundial de este destilado, producida en Kilmarnock (Escocia). Su producción se reduce a dos botellas diarias. Un Whisky tan limitado que en siete años se dejará de producir, debido a que su procedencia radica en destilerías ya desaparecidas.

Mi crónica empieza comentando que es el único destilado que mi análisis ha derivado a puntuarlo con un 100. Un whisky de época, un pecado para los sentidos porque se atreve a insultar a los recuerdos, para mostrarnos que nunca hemos probado nada igual.

Estamos ante el logro del mejor Master Blended del mundo, el maestro que elabora el blended más prestigioso y sofisticado de cuantos nacen en Escocia.

Apoteósico, sensual, fino y elegante. Su visual describe su conjunto, unas tonalidades jamás encontradas, entremezclando tonos cobrizo con reflejos naranjas, amarillos y verdosos, tiene luz que se refleja como una puesta de sol. En nariz muestra la integración perfecta del alcohol, complejo, repleto de notas frutales, florales que envuelven un sin fin de apuntes dulces y especiados, sabiamente engarzados con las notas de su larga crianza, ricos tostados, chocolates y frutos secos. Las notas de yodo, algas y ligero ahumado completan su casi indescriptible paleta aromática.

En boca procedo a degustarlo según el más fino ritual para apreciar los grandes whiskys. Un servicio denominado como la ola de frió, en la cual se sirve el Blue Label en una copa de fino cristal y gran diámetro en su balón, junto a una copa con hielo y agua fría. Siempre tomaremos un sorbito de agua fría para limpiar la boca y refrescar a las papilas, preparándolas para cada sorbito de este blended y poder apreciar como si fuera el primer sorbo. Demuestra grandeza, plenitud, resultando extremadamente soberbio y placentero. Su ataque es un derroche de notas dulces que evolucionan hacia especiados en perfecto volumen y un cuerpo untuoso, fino y complejo. En su final nos aporta recuerdos ahumados a un conjunto único.

Un whisky donde no se percibe el alcohol, toda finura, elegancia y complejidad en matices de nariz y boca, un mundo de sensaciones.

Armonía
Una propuesta de un buen habano que ceda todo el protagonismo al blue label, aportando suavidad al paladar, apostamos por un Petit Churchill de Romeo & Julieta.

Agradecimientos a mi buen amigo Antonio Pacheco y al estreno disfrutando esta maravilla de su nueva estancia creada para endiosar al puro y al destilado, Estancia Puro & Placer Sala Reserve del Restaurante Enoteca & Vinoteca Crópani de Málaga.

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