Nariz: Notas vegetales con aromas herbales. Ligeramente ahumado aunque mucho menos que los maltas del sur de la isla.
Boca: Textura oleosa. Las notas ahumadas se hacen más patentes pero alternando con gustos dulces.
Final: Largo con humo, especias y notas dulces.
Es un whisky de corte ahumado, denotando su procedencia y haciendo honor a esos aromas tostados, de ceniza de chimenea, huele a monte quemado, a duela envinada, a ciruela y clavo y tiene un fondo yodado muy suave que recuerda al praliné.
En boca los ahumados se dejan domar por las notas salinas, por una sensación ácida intensa que refresca, sin dejar de ser un trago cálido, que recuerda al helado de ron con pasas, al yodo y a mar.
Me gusta este whisky, aunque me parece que por este precio encuentro cosas mejores.
Este Whisky se me hizo exageradamente ahumado.
Se notan aromas a Té Negro, Madera Tostada, Pan ligeramente quemado, ostiones ahumados.
En boca se repite la sensación ahumada si se toma solo o con cubitos de hielo.
Si se diluye con un chorrito de agua no tan fría, esta sensación disminuye ligeramente y nos permite degustarlo mejor. Definitivamente va mejor de aperitivo.
No es mal Whisky, pero me gusta mas el Talisker, que si bien tiene notas de ahumados, estan mas "domadas".
De la isla de Islay viene este single malt de color amarillo pálido y con una nariz que parece turba pura lo que hay en la copa. En boca es suave y de posgusto persistente, con unos toques dulzones agradables.
Ambarino claro brillante.
Es intenso y poderoso en nariz, destacando su soberbia integración alcohólica. Notas marinas, muy fieles a su estilo, con recuerdos yodados, salinos, atisbos de la turba, regalices, ahumados, incluso de frutos secos como almendras garrapiñadas y un cierto fondo de farmacia.
En boca resulta pleno, redondo y cálido, de paso firme y aterciopelado, dejando en el final notas de frutos secos y herbáceos, con ese recuerdo ahumado que siempre le acompaña. Buena persistencia. Un whisky de magníficas hechuras, con la elegancia como nota destacable.
Caol Ila es un nombre que siempre tengo en mente cuando hablamos de malta, primero por ser un clásico de Islay, mi zona y mi estilo favorito, y segundo porque sus productos tienen una regularidad asombrosa, tanto los propios como los embotellados independientes. Fantástico. Unos 40 euros, nada caro para su nivel.
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