Color caoba con ligeros destellos yodados.
Nariz intensa, profunda, sutil. Con un alcohol magníficamente integrado, nos da notas muy balsámicas, maderas finas, ebanistería, frutos secos como almendras y avellanas, incluso algunos recuerdos florales. Complejo y a la vez sutil.
En boca es un brandy serio, con gran peso y relevancia. Es redondo y untuoso, de paso firme y estructurado. Final enormemente largo y amplio que nos deja recuerdos de esencia de avellanas y vainillas. Queda un toque amargoso y tostado final muy elegante. Seco y poderoso.
Un gran brandy sin duda, ese afinado final en botas de olorosos viejos (Apóstoles y Matusalem) le ha transmitido parte del misterio de estos vinos, de su complejidad y de su alma. Copa de meditación, de trago corto y gran placer. Muy bueno. Unos 38 euros, no me parece caro para su gran nivel.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.