Estructurado y complejo...
La cata de este destilado irá acompañada del noble arte que une al whisky escocés con lo mejor de la Habana. El arte de conjuntar puro y whisky...
En presencia de un sumiller como APacheco, personalmente solo me cabe ponerme en sus manos, para que me sorprenda, una y otra vez. En esta ocasión me ha deleitado con una combinación magistral, clásica en los productos, aunque innovadora en las marcas empleadas. En apenas dos minutos dispuso para el servicio un ejemplar extraordinario entre los habanos, un Macanudo 1968, combinado con un whisky nacido con nervio, estructura y un potencial por las materias primas empleadas, digno del mejor maridaje.
Un whisky que roza el ambarino, aromas potentes de nísperos, almendras tostadas y semillas. En boca su crianza durante 15 años, lo amabiliza en su alcohol y le aporta fortaleza, placentero, alejado de alcoholes abrasivos y rpleto de sensaciones compljeas con un halo goloso de cereales.