Cuando elegimos este hotel de nombre impronunciable para mí y perdido en las montañas guipuzcoanas, no se me ocurrió mirar en Verema.

Ahora al hacer la valoración descubro que no solo está comentado, sino que además dos de los comentarios, contradictorios por cierto, son de foreros amigos.

Llegamos después de comer en Somo por una tortuosa carretera de montaña, tarde y justo para cenar algo en el restaurante del hotel y salimos por la mañana después de desayunar, así que poco pudimos disfrutar del bonito palacio restaurado.

Como he comentado en otras ocasiones, por mi manera de viajar estoy mucho más cerca de la valoración de Javier que de la de Hugo.

El trato en nuestro caso fue cordial especialmente por parte del camarero del restaurante, el palacio restaurado y muy bonito, pero como dice Javier las habitaciones impersonales y sin nada a destacar, tampoco el desayuno estaba acorde con un hotel de ese precio.

Entiendo perfectamente el comentario de Hugo, ya que él, el entorno lo llevaba de casa, jeje (un beso Soraya).

Palacio restaurado en medio del campo. Buenas vistas que le rodean , pero la propiedad no posee una extension de terreno amplia, lo cual hace que el disfrute se vea mermado , ya que además en el interior del hotel no existen salones propiamente dichos , teniendo un pequeño porche con sillas incomodas en la entrada, una reducida cafeteria y un sofa en el restaurante.
Recibimiento impersonal , correcto , pero sin ningun trato cercano o un esfuerzo de simpatia. Habitacion (la 202) con buenas vistas , reducida de tamaño y con decoración moderna sin encanto. Baño medio de amplitud con buena presion de ducha.
Desayuno muy flojo tanto en cantidad como en calidad. Se salvó el cafe con leche ya que el cafe era autentico expreso.
Servicio al cliente frio, distante e indiferente.
Hotel muy bien emplazado , pero sin ninguna calidez ni encanto va mas allá de su arquitectura

Una grata experiencia la que tuvimos allí. Fuimos en temporada baja, finales de septiembre, algo alejado de Tolosa por una carretera tortuosa y empinada que hace que llegues casi sin aliento.

Al entrar todo cambia, todo es paz, campo, prados, vacas... Un medio rural del País Vasco profundo.

Las instalaciones son de primer nivel, amplio, bonito, con diseño sin dejar renunciar a la arquitectura original. Muy bien restaurado o modernizado. Las habitaciones amplias, modernas, limpias y con unas vistas de escándalo. Gusto por los detalles.

Por poner un pero el restaurante no está acorde con el hotel, da la sensación que lo tienen por dar un servicio al huésped pero no es su negocio ni su oficio. Lástima que al estar apartado haya que coger el coche para ir a cenar (sobretodo si te gusta el vino).

En cuanto al personal muy atento y agradable. Sin duda un gran descubrimiento al que volveremos en temporadas en las que apartarse del mundo y disfrutar.

Un gran hotel a un precio más que razonable para su categoría.

Alucinante la restauración realizada en 2009 en este palacio del S XVII , situado entre montañas y caserios en la pequeña localidad de Bidania , muy próximo a Tolosa y San Sebastian . Son 19 amplias habitaciones ( climatizadas ) , en nuestro caso con chimenea , cama kingsize y un estudiado mobiliario . Se respira un silencio total y absoluto . El palacio cuenta con un jardín amplio y espectacular .
El precio por esta habitación ( con desayuno muy bueno incluido ) , aprox 170 euros .
RCP buena . Pertenece a la cadena Relais du Silence .