Pillamos una oferta de 50.-€ noche y nos alojamos en este hotel. Si no hubiese sido por este precio estaríamos más que disgustados.
Las habitaciones de la planta 3º de fumadores, apestan, pedimos cambio, nos dan de la planta 5º, mejor.
No hay intimidad alguna, se oye completamente la conversación de la habitación de al lado por muy bajo que sea el tono.
Habitación correcta, y cuarto de baño espartano.
La atención al cliente se limita a la entrada y a la salida, si te quedas sin agua a media noche…al grifo.
Solo recomendable por el precio de la oferta, si no mejor elegir otras opciones, que en Sevilla las hay y muy buenas.
Viendo esto y recordando la nota de Francescf solo utilizamos el hotel para dormir, no visitamso ni el restaurante, ni el bar ni usamos el servicio de desayuno.
No lo elegí yo. Mi mujer estuvo de congreso en Sevilla y aprovechamos para quedarnos el fin de semana en el mismo hotel del congreso.
La fachada es muy bonita, pero el interior no lo encontré acorde con ella. Mezcla de modernidad y tradición, pero sin gracia. El conjunto no me pareció armonioso.
El personal de recepción resultó bastante descuidado. Pedimos almohadas de plumas, y nos las pusieron cervicales... Y eso que sólo tienen dos tipos de almohadas y que hicieron ir a recepción a la gobernanta para comunicárselo delante nuestro. Finalmente las conseguimos pidiéndoselas directamente a una camarera que pasaba por el vestíbulo (sigh!). Pregunté por un estanco para comprar puros, y me mandaron a uno muy pequeño -he visto quioscos bastante más grandes- donde no tenían habanos. Finalmente me los compré en un estanco cercano a la c/ Sierpes. Solicité que le llevasen una rosa a mi mujer por el día de Sant Jordi -yo estaba en BCN y se me pasó hacer el encargo en la floristería de siempre- y el jefe de recepción me contestó por teléfono, con un tono bastante desagradable, que la única manera que tenía de comprarla era pagándola de su bolsillo. Su comentario me pareció totalmente fuera de lugar, especialmente después de explicarle que era mi segunda llamada telefónica, que yo llegaría al hotel la mañana del día siguiente y que abonaría gustosamente el importe de la rosa. Me contó algo acerca de un fax y una autorización por escrito, que si la Visa... en fin.
La habitación, pequeña. Con pocos detalles. Incluso la banqueta para colocar la maleta y deshacer el equipaje era plegable.
Lo único bueno que puedo decir es del bar. Nos trajeron el servicio para bebernos una botella de cava que trajimos de casa sin cobrarnos nada. Pero el barman tuvo que hacer el comentario al final: "Me estoy jugando el puesto...". Si realmente era cierto, que nos lo hubiese dicho antes y nos hubiésemos tomado la botella de cava en otro sitio. Aun así, le dejé 10 euros de propina... por el riesgo asumido.
El desayuno -incluido en el precio-, lastimoso. La comida era de pésima calidad, había poca variedad -un par de tipos de pastas normalitas y secas, algo de embutido y fiambre de los baratos, algo de fruta muy verde, yogures,...- y, encima, se les acabó el pan el sábado por la mañana y tuvimos que esperar un buen rato a que trajesen más. El zumo de naranja tampoco era natural. Inusual en un cuatro estrellas.
No creo que vuelva. Hay hoteles de la misma categoría y precio en Sevilla bastante mejores e, incluso, más bonitos.
Mucho mejor en foto que en vivo. Fue muy decepcionante.