Bonita bodega reabierta como hotel. Recepcion amigable y agradable con un patio para tomar el fresco.

Habitacion suficientemente amplia, aunque necesitaria una renovacion. Habritacion trasera y silenciosa, hasta que llegan por la mañana las chicas de la limpieza.

Baño ok, con amnities de cada madre.

No esta mal, ademas se aparca facil y esta a un paseito del centro.

Precio con desayuno, mejorable.

Visita a el Puerto de Santa Maria y a Cádiz, nos decidimos por este establecimiento ante alguna mala experiencia en otro y su situación.

Aunque no esta en la ribera del marisco, se encuentra a unos 500 metros del centro bullicioso de la localidad.

Antigua bodega transformada en hotel con las habitaciones distribuidas entorno a un patio de tipo en los que suelen existir en las bodegas, que resulta muy agradable

De la recepción me agradó el detalle de no tener el clásico mostrador y si una mesa con 2 sillas en las que te encuentras mas cercano.

Pasillo muy alargado para acceder a la habitación, que es pequeña para la categoría de cuatro estrellas y con un baño justito, decoración con predominio de pino y acceso al patio interior con la obligación de luchar con una mesilla.

Tengo duda de la situación que se puede generar si quieres dormir pronto y el patio se encuentra con gente.

Agua del baño perfecto, colchones buenos y así como las almohadas.

Mal aislamiento con las habitaciones vecinas.

Personal muy amable y voluntarioso.

Precio 60 euros sin desayuno.

Nos montamos una excursión entre Sanlucar, Rota y Cádiz y decidimos pasar una noche en El Puerto. Pillamos el hotel por Internet sin saber gran cosa de él y la sorpresa fué muy agrdable. El hotel está hecho sobre lo que antes fueron unas bodegas. Tiene un patio interior precioso y las habitaciones están decoradas con muy buen gusto. Teníamos dos habitaciones dobles y cada una era diferente a la otra, con disposición de los muebles distinta y con el baño construido tambien de forma peculiar. Los ventanales daban al patio interior. Además probamos a cenar una noche en el "Armonía", el restaurante del hotel, que es una especie de versión más moderna de Casa Flores, que es la empresa matriz. La cena fue estupenda, regada con manzanilla. El servicio genial. La única pega es que el hotel está en una calle un poco apartada de la ribera del marisco.....bueno más que apartada, "en segunda linea"....pero eso fue lo de menos. Nos encantó.