En las puertas de Santiago

Albergue del Camino de Santiago y así llamado porque desde su cumbre se conseguía ver por primera vez la ciudad, llenando de gozo a los sufridos caminantes, y les anunciaba que, ahora sí, todo iba a ser camino de bajada hasta llegar a la catedral (salvo una pequeña calle en cuesta).

Una macro propiedad con diferentes espacios con habitaciones, privadas o compartidas, a ambos lados hasta alcanzar un número altísimo de camas. Hay además una cervecería, espacio infantil, zona de servicios con una recepción común, comedores... por lo que no sabría como calificarlo ni al hotel ni a su entorno. Goza de amplio aparcamiento.

Las habitaciones son bastante pequeñas con camas sencillas sin más decoración ni muebles complementarios; el baño completo pero estrecho. El desayuno frugal y saludable como el de los peregrinos pero el bizcocho está para repetir.

Se trataba de hacer los últimos 5 kilómetros del Camino, para hacer una cata, y de dormir en un albergue de su recorrido. Lo cumplió pero me pareció más el precio de una habitación individual (129€) más propio de muchos paradores que de un albergue.