Hotel-boutique emplazado en una perpendicular de la archiconocida Rue de St. Honoré, una de las calles mundiales de la moda. Fachada exenta de piedra, de cuatro alturas y con amplios ventanales. Bonita decoración del hall, recepción, bar y patio cubierto. Materiales de calidad: mármoles, maderas nobles y estucos.
Habitación (categoría "Junior Suite") silenciosa, luminosa, confortable y señorial, con el suelo enmoquetado. Cama "King Size" comodísima con abundancia de almohadas y cojines y sábanas de textura fría y tacto suave. Dos TV de plasma, una en el salón y la otra en el dormitorio propiamente dicho. Mini-bar con amplio surtido de bebidas y a temperatura helada. Armario empotrado de grandes dimensiones, caja fuerte y mesa de despacho con dos sofás. Cuarto de baño de mármol negro y blanco, moderno, con bañera y ducha separadas, con una excelente presión de agua y sin malos olores. Kit higiénico de champús, geles, pasta de dientes, esponja, maquinillas de afeitar y diversas lociones corporales. Wifi de alta velocidad. Detalle de bienvenida cortesía del hotel; en nuestro caso una botella de Deutz, refrescos, zumos, fruta, bombones, pastelitos y sándwiches. Servicio amable y dispuesto en términos generales, incluso nos ofrecieron deshacernos las maletas, detalle cada vez más inusual. Fuimos con un bebé y no cobraron el suplemento de la cuna.
Sensacional zona de SPA de acceso gratuito para los clientes alojados. La piscina cubierta es la más grande que he visto y además no ponen trabas a los niños pequeños, mi hija lo pasó en grande.
Nuestra tarifa no incluía desayunos, tampoco comimos ni cenamos en su restaurante, "Le Baudelaire", que fue galardonado en 2011 con una estrella Michelin, y que es de los más conocidos del barrio. Estuve hojeando su carta de vinos, y me pareció muy importante, amplia y con las mejores referencias de Francia, me quedé con ganas de probarlo.
En definitiva, un establecimiento bien ubicado y elegante. Al ser pequeño cuidan de todos los detalles con mucha atención y te acaba conociendo todo el personal. Y lo más importante es que está reformado, quien conozca Paris sabrá por qué lo remarco.