Pequeña tienda-almacén en Reims y aparece este vino de Muré...al saco!!. Abierto algún tiempo después solamente pueden contarse virtudes. Nariz intensa y compleja, en donde los recuerdos de miel se funden con almíbar, frutas pasificadas, ligeros recuerdos de caramelo tostado. En boca, tremendo, con una acidez y alcohol en armonía, con una persistencia larga y con un punto de untuosidad en su paso por el paladar. Gran vino.

De color oro viejo intenso y con ribetes yodados.
Aromas intensos, francos, fragantes, elegantes, deliciosamente frutales y minerales. Notas de manzana asada, pera williams, orejones, albaricoque, miel, caramelo líquido, todo ello tamizado sobre un delicioso fondo mineral muy nítido y que le da una gran elegancia. No para de dar registros, es muy complejo y a la vez muy franco. Una nariz deliciosa y embriagadora.
Y en boca es una fiesta para los sentidos. Con un apabullante equilibrio entre dulzura y acidez resulta un vino espectacular. Es suave en el ataque, su excelente acidez le da frescura y le hace muy bebible pese a su densidad y su grado de azúcar y en final es largo, eterno y deja unos recuerdos dulces donde se nota ese azúcar residual, pero que no se hace pesado. Una verdadera maravilla.
Un vinazo, uno de esos que quedan grabados en la memoria por su calidad, su equilibrio y su carácter único. Los vinos de Grand Cru de Vorburg son todos de un nivel excelente, con ellos, Rene Muré elabora algunos de los mejores de la Alsacia. Inolvidable.