Gîte de 2 espigas pero que podría tener perfectamente 3, por limpieza, por equipamiento, por acogida, por situación... en fin, que hemos estado muy bien en esta pequeña casa, adosada a la de los propietarios, y muy bien situada para visitar el País Vasco francés.
Respecto a la casa, está situada a 10 minutos caminando del centro de Peyrehorade y a 3 minutos de un supermercado. Pese a ello la zona es de lo más tranquilo. Desde una perspectiva más amplia se encuentra a unos 30 minutos de Bayona y Biarritz, a 45 minutos de St Jean de Luz y a una hora de la zona de Pirineos (St Jean Pied de Port, Espelette, Ainhoa...).
La casa tiene 2 habitaciones, una de matrimonio, con cama de 160x200 y otra con una litera doble y donde nos instalaron la cuna para la peque. Además dispone de baño y toilette independientes, como es habitual en Francia, y cocina y comedor también independientes, cosa que no es tan habitual y se agradece. En el exterior hay una pequeña barbacoa portátil a disposición de los huéspedes, mesa y sillas y un buen jardín con sus columpios y todo. Además Mme Hontarrède nos dejó una caja llena de juguetes de sus nietas para que las nenas disfrutaran más aún de la estancia. Respecto al equipamiento, la cocina dispone prácticamente de todo y en abundancia, incluso de baby cook para preparar la comida de la peque. El equipamiento para bebés es de lo más completo que nos hemos encontrado: cuna, silla, bañera, baby cook, esterilizador de biberón...
Y lo mejor de todo es el precio, que es de risa y más si uno lo compara con los precios que nos podemos encontrar en España por lo mismo: 215 € la semana!!! En total nos salió por 280 porque incluimos la limpieza al final de la estancia (la puede hace uno mismo y ahorrase un dinerillo) y el seguro de anulación. Pero pagar 40 € la noche por aquella casa pues sinceramente es un chollo. Cabe decir que la calefacción se paga aparte pero la señora (un detallazo por su parte) nos dijo que no nos cobraba nada porque como sólo habíamos estado por las noches el gasto debía ser mínimo. Y para colmo el último día nos invitó a su casa a tomar un aperitivo antes de la cena.
En fin, que nos hemos quedado con ganas de volver y seguramente volveremos algún día. El trato recibido nos ha hecho encontrarnos como en casa y eso no tiene precio.