Color rubí con reflejos picota y marrones, ribete cobrizo. Limpio aunque sin mucho brillo.

Nariz reducida de inicio, aparecen notas de pedernal y caramelo quemado, que se van limpiando con el tiempo para dar un perfil clásico y muy maduro, con fruta levemente reducida y dulce, hierbas de monte, cuero y notas ahumadas.

En boca mantiene esa impronta de elegancia y el tacto aterciopelado de los anteriores, aunque esta botella muestra una fruta más compotada, junto a notas de chocolate negro, setas, especias dulces, piñones y un toque balsámico no percibido en las botellas anteriores. Final largo y especiado.

Salió en pareja junto con al enorme 57, siendo el dúo de mayor nivel de la sesión, si bien seguramente lo ensombreció ligeramente.

Un gran vino, pleno y maduro, que parece estar en un gran momento de consumo. A juzgar por esta botella, no parece que vaya a ir a más, aunque seguirá en forma unos cuantos años.

Se puede ver la cata completa en:
https://www.verema.com/foros/foro-vino/temas/1345804-cata-vertical-vega-sicilia

Catado en 9º Encuentro Verema.
Especias, cítricos, fósforo, sotobosque, madera de cedro, notas ajerezadas, champiñones...
En boca, sabroso, buenas maderas, buena acidez, largo...

Visual: rojo teja de capa media.
Gustativa: licoroso, orejones, dulzor, sotobosque, notas ajerezadas.
Olfativa: paso lento, elegante, sedoso, mantiene su acidez, impresionante.

Cata vertical 2000, 1995, 1983, 1976 y 1967 en 9º Encuentro Verema

Asistimos a una antología de aromas evocadores y mutantes donde las primeras notas oxidativas de la cata vertical se deslizaban sutilmente a lo largo y ancho de una torrefacta y amontillada paleta aromática. Por un lado, descollaron ahumados, tabaco o cacao; mientras por otro, se vislumbraron notas ajerezadas con apuntes de frutos secos, o incluso ligeros recuerdos de brandy (como comentó el amigo Jesús ‘Catachan’).
Venerable vino que se nos reveló el más expresivo y complejo de la cata.

Coup de coeur. Mientras que hacia el final de la cata el todopoderoso 1995 se cerraba, este 1976 se abria, cantaba, se elevaba. Creo que ha sido, con diferencia, el que mejor evolucion tuvo durante las casi tres horas que lo sometimos a una diseccion quirurgica. Y su perfume... frutos secos, armagnac, anisados. Tan complejo y logico como el retablo de una catedral neoclasica. Al paladar era, de nuevo, tipico Vega Sicilia: esa redondez, ese recorrido energico que no poderoso, que se prolonga hasta un final de escandalo, mas por su elegancia bien perfilada que por cualquier otra cosa.

Un vino que demanda mucha paciencia, hasta que uno descubre -por fin- lo que nos quiere decir. Quiza no lo entiendes, pero al poco tiempo suscita amor. Como escuchar por vez primera la musica de Gabriel Faure.

No sé si fue debido a la conservación no adecuada o por la propia evolución del vino, el vino se mostró apagado de fruta aunque mostraba esa finura, elegancia, esa acidez únicos en estos vinos. Cereza opaco ribete anaranjado. En nariz se muestra sutil, pero poco expresivo, se atisba algo de fruta roja en licor y finos especiados y terciarios. En boca es pura seda, fino y muy elegante, taninos presentes muy integrados con una atractiva acidez que incita a beber. Botella Nº 07711.