Opiniones de Poderi Aldo Conterno Bussia
OPINIONES
3

Tercera y última botella de este increíble Barolo, en este momento en un perfecto estado de maduración. Tan bueno salió, que a mi mujer que no le suelen gustar los vinos del Piamonte por notarlos demasiado alcohólicos y duros cuando son jóvenes, se lo servimos a ciegas y le encantó.
No me explayaré en la descripción, pues la enorme paleta aromática y de sabores la he expuesto en mis anteriores catas.
Rojo terroso, turbio, capa media.
Al principio bastante cerrado, con aromas metálicos y a estiércol. Después flores, frutas rojas y negras, anises, tabaco, balsámicos, menta, hojarasca, trufa, bosque, notas animales, caza, piedras...
En boca mantiene un equilibrio óptimo de sabores. La acidez es grandiosa, ¡qué garra!.
Final intenso y completo.
Un vino celestial.

Rojo terroso con ribete anaranjado. Turbio y con algo de poso. Capa media tirando a baja. Lágrima fina, junta y ordenada. Corcho fino.
En nariz al principio sólo detectamos laca de uñas. Decantamos y nos viene estiércol y poco más. Con aire y tiempo empezamos a identificar rosas, moras, frambuesas, Licor del Polo, tomate, especias punzantes, ahumados, tostados, carne cruda, cueros, tierra mojada y mineralidad. Es un prodigio aromático, la paciencia se ve recompensada y a cada segundo aparecen nuevas notas.
Boca fina y delineada, con acidez, tanino aún juvenil y bastante alcohol. De momento es un bebé. Frutas rojas y negras, pimienta, mentolados, trufa, tabaco negro, caza, pelo mojado, madera vieja y piedras.
Postgusto largo, licoroso y terciario.
Un vino que de momento no ha dado todo su potencial, pero que empieza a desarrollar esa complejidad y dificultad de los buenos barolos. Un truco, la nebbiolo buena y con ciertos años, en un primer momento siempre me ha dado humedad y fertilizante y cuando se despliega aparecen los apuntes florales, tostados y terciarios. El alcohol siempre permanece. Una botella grande de un excelente productor. Suerte que me queda otra.

Rojo terroso, algo apagado, con ribete naranja. Turbio y sin mucho brillo. Capa media. Lágrima densa, lenta y ordenada. Buen corcho.
En nariz necesita una adecuada aireación, ya que en un primer momento se encuentra cerrado. Poco a poco va abriéndose y nos acaba mostrando un bello abanico donde observamos moras, ciruelas, regaliz, monte bajo, retama, tierra húmeda, tostados y polvo.
En boca lo que más llama la atención es su portentosa acidez y su tanino aún por domar y nos preguntamos cuándo estará listo, ¿dentro de cinco años quizá?. El paso es firme, y el alcohol se encuentra bastante presente. Sabores punzantes, a monte bajo, levadura de pan, cítricos, tomillo, jarabe de arce, té verde... La paleta es realmente insólita.
Postgusto largo e intenso, con recuerdos amargos, frutales y licorosos.
Desde luego que es un vino que no deja indiferente. Los aromas son complicados de desenmarañar, los sabores muestran unos registros difíciles de observar en vinos tintos, la acidez es superlativa y además posee mineralidad, fruta y aromas terciarios.

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