Rojo picota intenso, muy cubierto, ribete granate-ocre y lágrima muy tintada.
Nariz de moras, ciruela negra y arándanos maduros, casi confitados, notas mentoladas, especiadas y tostados altos que traen recuerdos de cafe torrefacto, algarroba y madera de cedro. Puntas minerales de fondo.
En boca, más de lo mismo con la salvedad de que la madera pesa ligeramente y las notas minerales se traducen en tierra seca. Es profundo, potente, con cuerpo, paso de boca amargoso y complejo y final especiado.

Pues si, va dirigida a todos aquellos que han disfrutado como yo lo hice en su día de este vinazo y les quede alguna botella como ha sido mi caso. No digo que no esté disfrutable a su manera, y más si ya vienes de conocerlo. Pero es que a su actual fase amaderada, hay que unirle sus excesivas notas alquitranadas, te invade la brea, con notas de regaliz negro muy acusadas, la ciruela ya no tiene pulpa, acabas de llegar al hueso, incluso el laurel, que sigue existiendo, ya no es fresco, es estofado, como el que sacas de unas lentejas antes de servir el plato. Los tostados a café invaden la boca junto a la madurez convertida ya en mermelada de la fruta negra. Le falta aire, el mismo que tenía hace bien poquito. Es un buen vino que pide ser consumido YA.
Siento que la cata parezca peyorativa, pero no lo es, solo se trata de un llamamiento como bien decía a los adeptos que hayan gozado de él, entre los que me encuentro.
Me doy un margen de error en cuanto a que se acercan unas fechas que piden otro tipo de vino.

Vista_ Rojo picota de capa alta casi opaco. El ribete con tonos granatosos que empiezan a adquirir matices atejados. Lagrima densa y lenta que tinta la copa. La botella presenta precipitados, de materia colorante lo que además le resta limpieza y brillantez al vino.

Nariz_ Nada más abrirlo afloran los aromas terciarios, cueros finos y tostados de su crianza en barrica, en la copa se va abriendo mostrando fruta negra muy madura con ciertas notas de pasificación y oxidación y notas de monte bajo.

Boca_ Entrada con gran volumen fuerza y sedosidad, puro deleite. En el paso de boca taninos muy elegantes y pulidos que llenan la boca y le dan recorrido, todo esto unido a una sobresaliente acidez que hace que los 1os 15º de alcohol no se noten y le da viveza y persistencia al vino, con un retrogusto de ciruelas y uvas pasificada. Gran trabajo

Vista: Color cereza picota, lágrima fina. Con el tiempo mucho poso en copa y en botella.
Nariz: muy presente la sirah, balsámico, fruta madura.
Boca: muy potente, fruta negra, goloso, estupendo

Rico, rico

Una gran etiqueta con ese caballo rupestre, para una gran botella con ese doble gollete.
Color cereza cubierto de borde granate y con una lágrima fina que tinta levemente la copa.
Un carro de aromas vienen a continuación, desde luego con unos matices de gran riqueza, muy intenso y elegante, fruta negra en sazón, ciruelas, bayas, notas de café y de regaliz, laurel, puro habano... ¿sigo?, cuenta con una buena madurez acompañada por un puntito de frescura.
Muy sabroso en boca, maduro, tostado, licoroso, muy rico, deja un retrogusto a tabaco, muy elegante también en su paso por boca, además tiene una acidez final muy acusada, de trago largo y adictivo.

Ataque, defensa, recorrido... cuantos equipos quisieran. Delicioso. Habitas baby y boletus con foie jugaron con él.

Había tenido ganas de probar este vino... y quizás por eso me esperaba algo más.

Es muy potente en nariz, intenso, con notas a oliva negra según se abre, pero luego con verdores que no se dejan domar con el paso del tiempo. Torrefactos bastante intensos y fruta negra. Quizás había algo en la botella esta que no terminaba de cerrar.
En boca entraba potente, don un paso bastante agradable pero sin dejar mucho rastro. Final medio. Fruta negra en boca. Aceptable, pero poco más.

Llevaba tiempo queriendo catarlo y no me ha decepcionado. Cereza picota oscuro, capa bastante alta. En nariz de entrada, demasiado potente que deja paso con el tiempo a los verdaderos aromas ya que al principio me desagradó. Posteriormente intensos torrefactos, regaliz, chocolate y frutos negros y flores de color.
En boca es muy agradable, equilibrado, nada tánico ni astringente, sabor dulce, recuerda en el postgustoa un Pedro Ximenes o a un vino dulce tinto. Alcohólico
Unido a una interesante presentación muy jerezana y estilo caverna rupestre me ha agradado bastante.

En visual presenta un más que trabajado picota intenso con ribete de tonos morados.En nariz aromas de fruta madura(mora negra,ciruela),floral(jazmin,violeta),notas de crianza en forma de chocolate negro,regaliz.En boca es franco,vivo,estructurado,equilibrado en acidez-alcohol y final ligeramente amargoso.Aún con vida por delante,cataré en 1 año la botella que me queda.

Cuarta botella que valoro de este magnífico vino.
Cada una ha dado sensaciones diferentes, lo que demuestra que el vino tiene vida.
Cada botella es única porque las situaciónes siempre deberían ser únicas.
Esta vez en compañia de mi mejor amigo, y de tertulia, las proximas vacaciones.

Lo cierto es que una vez más he econtrado nuevos registros.
Aunque, esta vez, una menor concentración y complejidad que en anteriores valoraciones.

Por contra, su mineralidad me ha parecido apabullante.

Aromas nítidos de grafito y mina de lápiz de madera de cedro.

Esta preciosa etiqueta algo minimalista evoca a un caballo con cierto estilo rupestre.

El vino es rojo picota-granate de ribete transparente con algún leve atisbo violáceo y, a la vez, algún reflejo teja. Capa media, muy bonita y transparente, superficie brillante.

En nariz tiene algún recuerdo animal, a cuero con resinas y pasas que tardan en aparecer a pesar de airear bien. En boca es muy amplio, alegre, madera justa muy bien ensamblada con recuerdos balsámicos, chocolate y, de nuevo, resinas que mantienen el posgusto con viveza alicorada.

Me encantó.