Me atrevo a decir que el valle del Maipo produce varios de los cabernet del continente americano más fáciles de distinguir a ciegas. Para más señas, es el pago de Puente Alto el que es distinguible. El roble abunda y es elegante, con tonos de chocolate y café recipen hecho entre mentolados, ebanistería, frutas del bosque en compota y una punta de licor. Quizá hay por ahí una nota vegetal que viene a complicar algo las cosas. Al paladar es de buen volumen y austero, la crianza algo protagonista aunque la carga frutal (grosellas y blueberry), con su frescura y retronasal mentolado y de regaliz, son típicos de esta región. Una buena acidez mantiene al vino tenso, con una salida persistente. Excelente RCP para acercarse a esta región chilena tan desconocida en Europa. Lástima, ya que es lo más cercano al Pauillac en el cono sur.
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