Garnacha | Analizamos dos añadas 2014 y 2015, y apostamos por la actual 2015. Es época de recolecta, y los árboles frutales vienen cargados. Cogemos mandarinas y otros cítricos. Nos adentramos en el árbol para buscar hojas morea, divisamos levemente notas de césped recién cortado. Un vino que también nos sitúa en el paraje de noche, un paseo por sus notas de flores blancas y azahar. En boca le ha pesado el día, tanto caminar, nos ofrece plenitud a través de su dulzura y sus susurros. | Disfrutar hasta 2022 92 puntos Guía Akatavino

Vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una original etiqueta en su diseño y representando un viñedo con cepas centenarias. Corcho que la cierra de aglomerado.
A la vista un color rojo picota de capa media, limpio y brillante. Fina lágrima que se desplaza con lentitud por el cáliz de la copa al que tinta.
En nariz buenas y frescas frutas rojas en forma de cerezas, madera en muy segundo plano, notas violáceas.
En boca es un vino fresco, fino, elegante, con carga frutal, pues retornan con potencia las frutas rojas percibidas en la fase olfativa. Madera de su crianza muy bien ensamblada. Cerezas, violetas y notas balsámicas. Dulces y domados taninos. Muy grato, fresco, frutal y elegante paso de boca. Es un vino largo. Me da una permanencia de 2,15 minutos.