Nos disponemos a probar este vino en el cual tengo puestas muchas esperanzas. Se trata de un monovarietal 100% de uva Caiño, una variedad prácticamente extinguida, procedente de viejos viñedos plantados muy cercanos al Océano Atlántico y que nunca había probado. Las guías además le han otorgado buenas puntuaciones. Abrimos la botella con 30 minutos de antelación y la catamos a 17°C. El tapón es muy compacto y un tanto corto.

VISUAL: De color rojo rubí, de capa baja, de escasa lágrima, transparente y densa.

OLFATIVA: En nariz es de intensidad media. Presenta aromas frutales de fresas rojas, moras y grosellas y unas sutiles notas ahumadas de la madera. También aparecen recuerdos de tabaco de pipa, cuero curtido y algo de regaliz. Al final un ligero punto cítrico. Una nariz algo "escondida", cuesta sacarle los matices, no es excesivamente expresivo.

GUSTATIVA: Nos sorprende con una acidez impactante aunque con los taninos bastante dulcificados. El paso por boca es potente (demasiado) con la acidez algo desbocada y con una desconcertante salinidad. De persistencia media, algo menos de dos minutos. A mi modesto entender está un tanto desequilibrado en boca o quizás ese toque salino al que no estoy acostumbrado unido a su brutal acidez me afean el paladar. La verdad, tras catar este vino, no me identifico con las puntuaciones otorgadas por las guías, pero es posible que esta botella en concreto haya sufrido algún percance... Una pena pues sólo compré una y mis expectativas eran muy altas. Habrá que darle una segunda oportunidad.

La RCP la dejaré sin puntuar pero desde luego, 24 euros que me costó no los valía esta botella.

Este vino lo maridamos con nuestro habitual surtido de jamón y embutidos ibéricos y un queso asturiano de vaca muy curado, todo exquisito, pero... como hemos explicado la botella tuvo algún problema. Se me olvidaba decir que probamos el vino a las 3 horas y después, envasado al vacío al día siguiente pero permaneció inmutable, no mejoró ni un ápice lamentablemente. Mi gozo en un pozo, una pena.
Adjunto fotos.

Botella abierta con una hora de antelación.
De color rojo picota de capa media-baja, ribete rubí y lagrima densa que tiñe ligeramente la copa.
En nariz se aprecian aromas de fruta fresca y frutillos silvestres, notas vegetales y ahumadas muy presentes, también aparecen apuntes florales y un fondo marcadamente mineral.
En boca tiene una entrada fresca, elegante, con una excelente acidez y un tanino ya bastante redondeado, postgusto bastante largo con recuerdos vegetales, ahumados, minerales y salinos.
Un fijo en mi bodega.