Restaurante El Bohío en Illescas
Restaurante El Bohío
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
49,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingos y lunes noche. Agosto
Nota de cata PRECIO MEDIO:
111 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.8
Comida COMIDA
9.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.4
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Estofado de ciervo, cebolla dulce y picante con queso azul
Rabo de cerdo con judías, castañetas y salsa verde de cerdo ibérico
Caldillo de pescado con vieira en adobo
La Pringá del cocido, berza y su caldo
Guisantes al pil pil, tocino ibérico y caldo de cebolla asada
Callos de Pepe Rodríguez
El guiso de patatas con costillas
Huevo con cocochas, patatas y piparras
Anchoa con remolacha y queso
flan de caramelo
naranja,campari y azafrán
menu
Queso, miel y manzana verde
Ropa Vieja con caldo de Cocido
Versión del Pisto Manchego de El Bohío
Flan de Caramelo
Ciervo asado con foie gras y cerezas
Trufa hecha en un caldo del cocido
El postre
Opiniones de El Bohío
OPINIONES
63

La cocina manchega pero con los toque magistrales y versiones del chef Pepe Rodríguez, en su local en pleno centro de Illescas (Toledo). Optamos por el menú degustación largo.

* Escabeche de perdiz: intenso escabeche con su vinagre.

* Lentejas con butifarra: un bocado con explosión en la boca de todo el sabor de un plato de lentejas.

* Croqueta de jamón: crujiente por fuera y cremosa por dentro.

* Royal de pato: sorprendente plato con intenso sabor del ave.

* Callos con caviar: aporte salino del caviar Beluga.  

* Huevos, huevas y migas: interpretación de las migas de pastor.

* Ensalada líquida de setas, boniato, papada y hierbas: Plato ligero donde eche de menos la papada.

* Guisantes al pil pil, tocino ibérico y caldo de cebolla asada: un plato muy fino con los guisantes de lágrima al dente, la grasa del tocino y el toque ahumado del caldo de cebolla asada. Un gran plato.

* La Pringá del cocido, berza y su caldo: pelota con la carne del cocido y el intenso sabor de caldo casero con el toque de la berza.

* Caldillo de pescado con vieira en adobo: Le falto potencia al fumet del pescado pero la viera en adobo espectacular.

* Rabo de cerdo con judías, castañetas y salsa verde de cerdo ibérico: plato contundente por las castañetas ligadas con la carne.

* Cigalas en su jugo, cremoso de algas y mantequillas tostada: buen plato marinero en tierras manchegas de la meseta.

* Estofado de ciervo, cebolla dulce y picante con queso azul: la carne muy tierna en perfecta combinación con el queso azul picantón.

* Callos al estilo Pepe Rodríguez: Aunque ya estábamos saciados no podíamos abandonar el local sin probar los callos de Pepe Rodríguez. 

* Limón, vainilla y hierbas: postre muy refrescante tras el menú.

* Chocolate, mole y café. postre muy rico pero contundente. Hubiese preferido tomarlo antes del anterior de limón.

* Locuras para el café: Queso miel y manzana verde, Merengue de vainilla, Tarta de limón, Torrija y Galleta de avellana.

* Bebidas: Cerveza artesana de La Mancha y vino Congo - Garnacha 100 % D. O. Méntrida.

Servicio perfecto en un local minimalista con vistas a la cocina. Propuesta gastronómica manchega de alto nivel.

 

  • Estofado de ciervo, cebolla dulce y picante con queso azul

    Estofado de ciervo, cebolla dulce y picante con queso azul

  • Rabo de cerdo con judías, castañetas y salsa verde de cerdo ibérico

    Rabo de cerdo con judías, castañetas y salsa verde de cerdo ibérico

  • Caldillo de pescado con vieira en adobo

    Caldillo de pescado con vieira en adobo

  • La Pringá del cocido, berza y su caldo

    La Pringá del cocido, berza y su caldo

  • Guisantes al pil pil, tocino ibérico y caldo de cebolla asada

    Guisantes al pil pil, tocino ibérico y caldo de cebolla asada

  • Callos de Pepe Rodríguez

    Callos de Pepe Rodríguez

No habia vuelto a El Bohio tras la reforma. Ha cambiado totalmente  y dista mucho de ser aquel edificio tipo meson castellano. Eramos 7 personas y nos acomodaron en  un salon reservado donde hay una cava . El entorno de 10.

No me voy a entretener en cada plato pero decir que practicamente todos estuvieron a la altura de la estrella Michelin. Destacaria la maestria de  Pepe en los  sabores  tradicionales.  Me impresionó la pringá del cocido. Me transportó a aquella famosa  Ropa Vieja que era imperdible en el menu de hace unos años.

Lo que menos me gustaron fueron los postres.  Demasiada acidez quizas para "limpiar" papilas. 

Para  beber tomamos 3 botellas  de vino y solo recuerdo la ultima que fue el Marques de Griñon Petit Verdot que  EMHO no estaba totalmente bebible ya que tenia algo de Brett o similar aunque no puedo decir que fuera realmente defectuoso al 100%.

Enumero los platos:

SNACKS

* merengue de ensaladilla rusa, roca de pulpo especiado, tomate con anchoas, butifarra con lentejas, croqueta de jamon

PLATOS

* Callos con caviar

*Gazpacho de  aceitunas sopa de  hierbas y almendra.  Como  no tolero el pepino me  lo  sustituyeron por  un impresionante caldo de marisco con un sabor a mar increible

*Emulsion de setas, boniato papada y cacahuete

*Clasica tortilla de bacalao

* Crujiente de tortilla de  bacalao

*la  pringá del cocido, berza y su caldo

* Lubina,  jugo de pollo asado anises y salsifis

* Morcilla de  calabaza caldo de  puerros y judias

* Potaje de cococha de bacalao

Ciervo asado, compota de frutos rojos y queso de cabra

POSTRES

* limon y wasabi

*esponja de helado de coco sesamo y tofee

* locuras dulces para el cafe

Con vinos salimos a unos 170 euros por persona

 

Pepe salió a saludar a todas las mesas y accedio muy amablemente a hacerse fotos con el  grupo.

 

Local que te puede pasar desapercibido ya que se encuentra en el paso de la antigua carretera de Madrid a Toledo (hoy ya desviada por la autovía para bien de casi todos) y que al estar un poco por debajo del nivel del asfalto y con muchos coches que tapan casi por completo la entrada, puede pasar inadvertido. La entrada da directamente a la cocina reformada y ampliada y con gran protagonismo de espacio; una escalera con una alfombra roida por el paso del tiempo (¿?) da acceso a la planta superior con varios pequeños comedores (recomendable el de la bodega recientemente abierto) con un ambiente en la decoración que no es nada cálido.

El origen del local es una casa de comidas justo a mitad del camino Toledo-Madrid, llevada por la familia (abuela y madre previamente) del mediático chef Pepe Rodriguez, que por supuesto no estuvo presente en el servicio. Mesas bien separadas, unas con mantel de tela y otra con la madera lisa como superficie de contacto sin tan siquiera un mantel individual como la nuestra. Mucha gente en el servicio con impecable formación, pero con sensación demasiado distante que incomoda; la explicación de los platos se limitó poco más que a la descripción incluida en la carta y dicha con inusitada rapidez que en algunos casos con las últimas palabras ya marchándose de la mesa y cogidas casi al vuelo. Local casi al completo, al menos en lo que pudimos ver del comedor en que nos alojaron al grupo de ex Noma´s con una lamentable falta por cuestiones familiares en el propio Toledo.

No vimos todas las cartas de vinos (son 7 volúmenes amplios bien encuadernados) y nos limitamos a los espumosos presentes en el volumen de blancos extranjeros. Espectacular carta de vinos muy merecidamente premiada, pero también con precios desproporcionados. Entre esta situación y el regreso en coche a Toledo nos limitamos a un sencillo Privat Brut Nature (31,82€+IVA). Agua con gas Pedras y agua sin gas de filtración propia de El Bohio (3,18€ c/u) más una coca-cola. El servicio de vino académicamente perfecto, pero el relleno de copas algo elevado (con el calentamiento consiguiente) aunque luego no se apretó con más botellas quedándonos en un solo y "barato" espumoso, para manifiesto disgusto del sommelier; en ningún momento de la cena se mantuvo en enfriador ni el vino ni el agua, así que daba igual el llenado de copas ¿?. Los vasos de color verde oscuro utilizados para el agua con agua congas, dificultaba a los camareros apreciar si estaban para rellenar o no, con loo que en algún momento se notó en falta.

La carta de comidas tiene formato de tríptico dejando a un lado las opciones de maridaje para cada menú; en el otro lado está el menú de temporada por 90€ con 2 entrantes, 4 platos y 3 partes dulces. En el centro y para que destaque claramente el Menú Degustación (135€), que a pesar de la nocturnidad, y el coche de regreso, no pudimos resistir. Aparte se paga la degustación de panes servidos con insistencia que incluía pan de aceite, de trigo de invierno, pan hecho al horno de leña, focaccia y algún otro más. El menú elegido, con todos los elementos servidos de forma individual a los cuatro comensales, consistió en:

. aperitivo de bienvenida y extra por cortesía de la casa: un detalle de sopa de boquerones y algas. Muy correcta.

. snacks de un bocado y en dos servicios: ensaladilla rusa y merengue, ensalada de mango y gambas, roca de pulpo aliñado, ternera a la mostaza, media croqueta de jamón. Todo en buen nivel pero cabe destacar la media croqueta, sólida a modo de barqueta y el sabor de la roca de pulpo y su aliño.

. gazpacho de aceitunas, sopa de hierbas y almendras: aceitunas con un interior sorprendente. Bien.

. escabeche de perdiz y carabineros: algo cargado de vinagre como sensación final (para mi gusto, para otros no lo fue).

. pepito de queso y trufa: 3 láminas de trufa negra (poco intensa) sobre un mini pepito, correcto.

. empanadilla de bacalao: con un detalle de salsa que recordaba los callos (y luego nos hizo pecar). Destacable.

. la pringá del cocido, berza y su caldo: la pringá (pelota rellena de la carne del cocido) magnífica representación de lo que es la cocina de Pepe: producto clásico casero y elaboración actual. Muy recomendable.

. lubina, jugo de pollo asado, anises y salsifis: buena combinación de elementos con ese vegetal poco conocido y usado, la lubina en buen punto de cocción pero en el plato resultó menos jugosa de lo deseable. Bien.

. jugo de cochino en salsa verde con gambas y tendones: buen mar y montaña con profundo sabor. Recomendable.

. sopa de ajo, vieras y coco: muy arriesgado el coco con lo demás. Gustó poco a unos y nada a otros.

. lomo de ciervo asado, compota de manzana, hinojo y fruta de la pasión: perfecta pequeña porción de carne, muy jugosa, muy poco paso por plancha, sabrosa y protagonista del plato. Muy recomendable.

En este punto, dos de los comensales nos atrevemos a suplementar el menú con una tapa de callos (emblema de la casa): aquí no hay modernidad de elaboración o presentación, aquí solo está el producto y un sabor de 10.

. limón y wasabi: bonita y original presentación; cumple bien el paso de salado a dulce.

. helado de nata, chocolate, vinagre y café: bonita presentación a modo de láminas. Correctos sabores sin sobrecargar de dulzor. Bien.

. locuras dulces para el café: helado de queso con gelatina de miel en la base y manzana verde, galleta de avellana, bombón de torrija, merengue de vainilla y café, chocolate blanco y fruta de la pasión. Muy minis (menos el vasito con el primero que fué el más aplaudido) y muy cumplidores con buena presentación conjunta.

. unos extras de café e infusiones notables de sabor, que se sirvieron con demasiada antelación a los petits fours y que solo la alta temparatura de servicio permitió compaginarlos.

Poca charla, no más allá de preparar la comida de mañana de camino de regreso a casa. Las casi 3 horas de servicio a buen ritmo de platos desde cocina, aconsejan pronta vuelta a la carretera y regreso al hotel en Toledo. Un buen disfrute más del grupo unidos para siempre por la experiencia Noma. ¡Cuánto bien hizo aquella mala comida!.

Aquí se cocina bien, desde los tiempos en los que no cocinaba nadie, al menos, al lado de la carretera. Un gran restaurante en todos sus sentidos y aspectos. Servicio, profesionales y por supuesto cocina. Son muchos años, ya , mucho saber hacer y se nota. Trato excelente desde el inicio, supervisión permannte, distancia adecuada, amabilidad, comunicación y simpatía. La cocina obedece a un mandato : actualizar la cocina de la tierra con sus pros y  contras, sin perder el sentido, pero sin perder tampoco la noción de los tiempos en que vivimos. Cocina tradicional, con las limitaciones de la tierra( obviamnete en Illescas no hay merluzas ni marisco que yo sepa), pero apurando y optimizando al máximo las ventajas y virtudes de la misma, con los recursos técnicos actuales..y con su talento, claro¡¡¡. 

Pedimos un menú de 115 más IVA, intenso , moderno, de la tierra, poderoso y contundente, ..pero mostrando que las cosas se pueden hacer distintas, con gusto, con personalidad pero sin extravagancias ni excesos postmodernos, eso...mejor intentarlo en otros lares.Un menú completo, poderoso y contundente, con algunas presentaciones de riesgo bien finalizadas, deconstrucción variopinta y capaz de satisfacer a cualquiera.

Local amplio, cocina que vimos recién renovada, todavía no terminada y espectacular. Amplio , confortable , clásico.

Y la carta de vino..buffff, impresiona y solo vi la de tintos, mejor ir con tiempo. Buena elección y buen servicio y creo que en otras condiciones y peticiones podría haber sido mejor

 

Local un tanto extraño, tiene su origen en el mesón familiar, que han ido cambiando y adaptando a los tiempos.

Sala de corte clásico, muy formal, me atrevería a decir que un tanto distante. Personalmente, no me encuentro cómodo en ambientes tan rígidos, y este lo es.

Carta de vinos apabullante, al principio me traen dos tomos de carta de vinos tintos, nacionales y extranjeros, al pedir vinos blancos, no pasa nada, me traen otros dos tomos, impresionante. Precios de vinos altos.

Optamos por un Lurton 2012 Verdejo.

Funcionan con tres menus:

Menú del día a 37 €
Menú de temporada a 49 €
Menú degustación a 95 €

En ningún caso se incluyen IVA ni bebidas

Optamos por este último, la primera foto incluye el contenido de este menú.

Sin más preámbulo comienza la sección snacks servidos por el orden que reflejan las fotos.

Crujiente de wasabi, patatas con cochino y crujiente de bacalao y yogurt: Buen comienzo, la patata con cochino, sencillamente espectacular; el crujiente de bacalao y yogurt muy suave y agradable, el crujiente de wasabi, bien solamente.

Carcamusas: Etéreas.

Ajoblanco con fruta de la pasión: Para repetir y recomendar.

Foie gras con sardina: Interesante combinación de sabores. Muy acertado

Rocas de sésamo y maíz: Bien solamente.

Lentejas con butifarra y macarrón de parmesano: Impresionante, para repetir y recomendar.

Escabeche de pollo de corral, cebolla y aceite: Bien simplemente.

Sopa de pescados y mariscos espaciados: El sabor herbáceo el caldo hace subir enteros al plato. Para repetir,

Fideos del cocido e un caldo de jamón y verduras: En la pequeña porción queda condensado el sabor de un cocido de tres vuelcos entero. Espeso, sabrosisimo, potente. Un platazo. (La foto correspondiente no es mía, la he tomado de Internet, no se como la hice, pero la encontré cortada)

Huevo con cocochas, patatas y pizarra: Uno de los platos más famosos del lugar, no me extraña, como yo digo, para levantarte y aplaudir.

Crema de pichón y foie gras, uvas y del caldo del morteruelo: En mi opinión, demasiado potente, comprendo que es un guiño a la cocina manchega, pero muy fuerte.

Costilla de cerdo, anguila ahumada, leche de albahaca y curry: Carne muy tierna y sabrosa. Plato original.

Ventresca de atún, su pelota y el caldo de verduras: Buen sabor a nivel global.

Pichón asado con bizcocho de chocolate, higos y ciruelas: Perfecto de sabor, buen contraste de sabores.

Comenzamos con los postres

Frutos rojos, vainilla y regaliz: Refrescante, gran sabor.

Flan de caramelo: Otro de sus platos más famosos, y tampoco me extraña, original, presentación muy elegante, gran sabor, adjunto dos fotos, cerrado tal como se presenta y abierto, donde aprecia el flan en el interior de la esfera. Impresionante, para repetir.

Para acompañar nuestros cafés con hielo, vienen dos petit fours.

Trufas, macarrones y Cañas fritas y un bizcocho de limón y yogurt.

Gran cocina, de vanguardia sin olvidar las raíces manchegas.

Visita de camino hacia Extremadura , por lo que fue sin vino. Mesa en el piso de arriba muy bien vestida. Recepción correcta y no decidimos por el menú primavera , con aperitivos , cuatro platos y dos postres. De los platos muy buena la sopa de ajo a su manera, luego un calamar , bien de cantidad y de carne presa ibérica con encurtidos , pepinillos y tomate seco, muy bien cocinada, aunque sin ningún misterio. Dos postres, uno de coco , bueno y otro de varios chocolates muy bueno. Platos correctos , bien de cantidad pero en un restaurante con estrella michelin esperas algo mas de elaboración. Además hay que mencionar el servicio . Está bien que seas sobrio y profesional, pero luego hay que demostrarlo. Hacia tiempo que no nos servían el café cogiendo el plato con las dos manos, además de alguna otra cosa, como uno bastante joven, arrastrando los pies por el restaurante como hacen mis hijos por la calle, y los intento corregir, por lo que dado el precio que pagas salimos bastante defraudados. Si este restaurante tiene una estrella, en Valencia conocemos un par que igual tendrían que tener dos.

Largo tiempo desde nuestra única y última a El Bohío de Illescas. Creemos que fue hace unos seis años. Nuevos tiempos en el exterior (ahora de blanco), y en el interior donde se ha reformado el piso superior. Se han conformado varias salas privadas, una de ella resulta amplia, moderna, con una bodega acristalada donde se puede divisar las botellas más emblemáticas y representativas de las cerca de 800 referencias. En ella, tenemos la suerte de ser ubicados. Se nos invita a la relajación, sientes que te van a cuidar.

En la Avenida Castilla La Mancha de Illescas, se despliega una cocina de raíz castellano-manchega, pasada por un tamiz estético, sin que ello reduzca en absoluto su esencia. Exaltación del territorio que en esa comunidad sólo se alcanza en Las Rejas de Manolo de la Osa (otro santuario). El sabor como vehículo de placer y compresión para el comensal. Nitidez y potencia. Sencillez y evidencias sin rodeos filosóficos ni conceptuales. Las técnicas para nada son protagonistas estando al servicio del gusto, y el atractivo visual. Destacan los emplatados elegantes, compactos, coloridos, atractivos. Estos platos comienzan entrando por la vista, y automáticamente después regocijan el paladar. Cantidades justas, cada plato (menos el cordero) compuesto de tres “cucharadas”, que empujan a llegar, a seguir degustando.

Apabullante comienzo con ocho aperitivos que llegan casi al mismo tiempo a la mesa. Un comienzo casi frenético que impulsa ese recuerdo infantil de desplegar gominolas y decidir por cual comenzar. Con el paso del tiempo, las chucherías se han convertido en: una fina teja de crujiente de cerdo, unas patatas con cochino representadas por una gigante corteza que esconde el tubérculo en su interior, carcamusas, ajoblanco con fruta de la pasión en forma de bombón con un buen contraste de sabores, el macarrón de mascarpone, unas lentejas con butifarra que con un solo bocado te dicen que te comerías un plato sopero (de diez), un crujiente de bacalao y yogur, el foie gras con sardina (combinando grasas) , y las rocas de sésamo y maíz con las que se recomienda finalizar por tener el toque más dulce.

El menú es una ordenada sucesión de platos que clara y afortunadamente va de menos a más. Ascenso sápido gradual que ayuda a estar preparado gustativamente para cada lance. Lo primero en llegar es el escabeche de pollo de corral, cebolla y aceite, probablemente la muestra de mayor técnica. Texturas, temperaturas y gusto, y armonía.

El gazpacho de frutos rojos es un ejercicio de equilibrio perfecto entre acidez y dulzor. La primera de las demostraciones de magia partiendo de la cocina más común.

Se juega visualmente con la sopa de mariscos, y pescados especiada. La clorofila esconde el mar en un fondo que destaca por conjugar sabor y levedad, resultando en cucharadas elegantes.

Subimos un peldaño en cuanto a potencia al llegar al Huevo, cocochas, patatas y piparras. Combinación untuosa con toques agri-picantes que resulta atractiva en boca.

El plato potencialmente más complejo es la Sepia salteada con un guiso de puerros, wasabi y coco mezclando amplias notas dulces con ligeras notas de picor. A nuestro modo de ver, los pequeños “sepionets” pasan algo desapercibidos.

Como mar y montaña, el rabo ibérico con espardeñas y alubias. La montaña mucho más representada vía la potencia de ese rabo prensado, untuoso, que se lleva al huerto al pepino de mar, haciéndole sucumbir, y quedando relegado a un segundo plano. Ennobleciendo al ibérico.

La tendencia actual de degustar una de las partes más nobles del atún en crudo se desmorona cuando llega a la mesa la Ventresca de atún, su pelota y caldo de verduras. Fondo que vuelve a mostrar esa cualidad de la cocina de Pepe Rodriguez el sabor, y su livianidad, pura elegancia. El túnido jugoso y en papel protagonista. Un guiso noble de mar.

El pase de más de tres bocados es el Cabrito asado, semolina y melón ó como un “asado” puede vestirse de frac. Sientes la infinidad de formas de hacer cocina, el camino de evolución y respeto de esos hornos de asar castellanos. Aguda la incorporación de la fruta, contribuyendo con frescor, limpieza en cada ingestión. Una muestra de cocina inteligente, siendo muy cortés con el clasicismo.

Es evidente que Pepe Rodriguez Rey marca una línea clara de deferencia y evolución hacia la tradición, alcanzando su cúspide en los dos últimos platos que se añaden gentilmente. Son los que podríamos denominar la “gran pareja bohiana”. Igual que en Casa Gerardo se debe finalizar con fabada, ó en el Portal de Echaurren las croquetas son un deber, en el Bohío se acaba con Ropa vieja y su caldo del cocido, y los callos tradicionales. La pujanza de la primera potenciada por su caldo seduce a la vista desde esa armonía en las presentaciones, un pequeño potencial pero puede ser un exceso de pimentón.

Los callos al menos merecen un párrafo exclusivo. Personalmente les considero un símbolo de vicio, de potencial gula que surge cuando el diablo gastronómico que algunos llevamos dentro nos susurra: “ ¿Te imaginas comer hasta saciarte? Venga, no seas cobarde y pide más”. No hicimos caso al de cuernos con rabo por esta vez, pero “esta afrenta” no quedará así. Volveremos. Como tener embobada a la Belucci y solo besarla con los labios pegados y gelatinosos. Belleza y cocina sin edad.

Tras el calentón final, llegan los postres, en ambos destaca un equilibrio sugerente entre la acidez y el dulzor; ni uno ni otro sabor destaca pero los dos están presentes. En primer lugar la suavidad aparece en la mesa con las Escamas de azúcar, yogur y chocolate blanco . Postre que se revela delicado y sútil. Un corte cuasi-brusco en la fuerza sápida a través de la acidez del yogur.

Seguidamente Fruta de la pasión, praliné y sal de kikos, de nuevo danzan en pareja los sabores anteriores y también a la vista resultan misteriosos sin mostrar sus ingredientes principales. Muy agradable.

Se finaliza con el Queso, miel y manzana verde sencillo, y resultón con un agradable mezcla de texturas, y una pequeña serie de petit fours : trufas, gominola de fruta de la pasión y cañas fritas.

Entorno, sabor, estética, respeto a los raíces creando caminos de evolución. Además de los aperitivos, destacan la sopa de pescados, y mariscos, el huevo con patatas, y cocochas, esa ventresca de atún, el rabo ibérica con espardeñas, y los históricos callos. Otra saga más que da brillo a la gastronomía española. Disfrutemos de ellas.

El Bohío: Sabor, estética, y raíces.

Para el post completo y fotos http://www.complicidadgastronomica.es/?p=4166

Después de más de seis meses hemos vuelto a visitar nuestro restaurante de cabecera. Pequeños cambios estéticos, empezando por un lavado y pintura de fachada que ahora es blanca. Ya en el interior y en el salón de arriba, me fijé que había puesto unos biombos para separar algo las mesas y lo mejor, han hecho otro reservado en la parte de arriba con una bodega vista muy muy bonito. Sala grande donde creo que pueden entrar fácil 12 personas.

Vamos con lo nuestro. Nos colocaron en uno de los reservados “pequeños” de la parte de arriba. Perfecto para las tres personas que íbamos. Martes a mediodía y el restaurante prácticamente lleno. Solo dos mesas libres.

Hicimos el menú degustación largo que ahora cuesta 99 € más IVA al que añadimos unos callos para terminar y entre medias nos pusieron un sopa de ajo de llorar. He probado varias versiones en esta casa y esta está en mi top1. Este fue el menú

- Aperitivos. Lentejas con butifarra, Carcamusas, foie con sardina, rocas de sésamo, macarrón de parmesano y ajoblanco de coco y fruta de la pasión.
- Escabeche de pollo de corral, cebolla y aceite. Éste último helado, una especie de granizado. Plato nuevo y muy rico.
- Gazpacho de frutos rojos. Otra versión de su gazpacho. Tampoco lo conocía.
- Sopa de pescados y marisco especiada. Plato conocido y muy bueno, con un fondo impresionante.
- Huevo con cocochas, patatas y piparras. Ya lo habíamos probado, no nos cansamos.
- Sepia salteado con jugo de puerros y wasabi. Nuevo pase y nuevo acierto. La sepia a la brasa con un guiso perfecto.
- Rabo de cerdo con espardeñas y judías. Platazo.
- Ventresca de atún, su pelota y el caldo de verduras. Otro pedazo de fondo.
- Pichón. Chocolate, ciruelas e higos. En su punto y gran contraste de los toques dulces del acompañamiento.

- Escamas de azúcar, yogur y chocolate blanco. Uno de mis preferidos en esta casa.
- Fruta de la pasión, praliné y sal de kikos.
- Queso miel y manzana verde.
- Petit

Pedazo de fiesta y homenaje. Para el bebercio, llevamos un Claude Cazals millesime 2006 y luego Mario nos sirvió un Ribera que no lo parece y está increíble Preludio de Sei Solo, para los postres un moscatel malagueño 2008, no recuerdo el nombre, de vendimia tardía. Rematamos con gt’s de MMiller westbourne. Todo servido a temperatura perfecta y coperío de nivel.

El servicio al nivel acostumbrado de 10. Atención perfecta. Muchas gracias a todos. Volveremos¡¡¡¡¡

Hacía algún tiempo que no íbamos a casa de los Rodríguez a darnos una fiesta y la verdad, ha merecido la pena la espera.

No voy a describir el menú puesto que está en su web. A éste añadimos los callos, la ropa vieja y un postre más. Un auténtico festín con el que no acabé con la sensación de pesadez y llenón que sí he tenido en otros sitios. Tal vez, seguramente, sea debido a las horas y al buen bebercio.

Llegamos a eso de las 13.45h y nos íbamos a ir cerca de las 20.00h cuando decidimos que ya que estábamos allí sería buena ocasión de hacer un doblete. Y eso hicimos¡¡¡ En esta ocasión Pepe nos hizo un menú con una mezcla de clásicos como el bacalao y el cabrito con algún plato que está probando. Uno de ellos, un guiso de rabo de cerdo con espardeñas realmente impresionante.

Salimos sobre la 1 de la mañana, con una sonrisa en la cara y con ganas de volver. Una autentica experiencia gastronómica.

En ambas ocasiones estuvimos en los reservados. Probamos los dos.

Comentario aparte para Diego y todo su equipo con José Carlos, Rubén y Mario a la cabeza. Gracias a todos por hacerlo tan bien y aguantarnos, sobre todo aguantarnos. Por todos los detalles desde antes de entrar por la puerta hasta mucho después de salir. Servicio de 10 en ambas comidas. Como decía en el título, como estar en el salón de casa y eso estando el restaurante lleno.

En el tema del bebercio. Hablé con Diego y llevé un par de champagnes para empezar. La cosa quedo así:

- Claude Cazals. Blanc de blancs
- Christophe Mignon. Meunier.
- El reventón.
- Tardieu Laurent. Cotes du Rhone.

- y por copas. Para callos y ropa vieja: Amontillado Tradición
- para los postres: Lustau India solera.

Para la noche, una par de burbujas.

- Piollot Rose.
- Suenen blanc de blancs.

Unos gt's perfectamente servidos ayudaron y mucho a llevar semejante festín.

Pongo el precio del menú largo sin extras.

3 años después, volvemos a este templo gastronómico, para nosotros sin duda EL MEJOR RESTAURANTE DE CASTILLA LA MANCHA.

En este tiempo Pepe Rodriguez Rey se ha hecho muy mediático con el programa Masterchef, incluso con las uvas en la pasada nochevieja por TVE.. pero su cocina sigue siendo para muchos la mejor desde hace tiempo. LA COCINA DEL RECUERDO, como comentabamos con una persona del equipo de El Bohío... sabores potentes, de raíces profundas en la tradición, concentrados, en un formato totalmente nuevo y sorprendente. Cocina manchega, abrazada con platos de la cercana Madrid y cada año más, algunos toques exóticos que nos encanta que poco a poco se hayan introducido en este templo gastronómico (ajo negro, curry, sopas especiadas con toques asiáticos, etc.)

Porque quisimos pasar el dia DE REYES en su casa. Porque también se puede innnovar con un morteruelo, un cocido, o un potaje. Porque los REYES no son 3, son ellos dos.

Os dejo fotos y nuestra experiencia personal en el blog. Espero que os guste y sea útil sobre todo para los que aún no se deciden a ir!!

PARTE 1: http://la-cocina-creativa.blogspot.com/2014/01/restaurante-el-bohio-2014-en-casa-de.html

PARTE 2: http://la-cocina-creativa.blogspot.com/2014/01/el-bohio-2014-en-casa-de-los-reyes.html

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