Malditos Camaradas

Mosela Kabinett Station @ Tenteniguada: los pequeños placeres y un Chablis, tant pis!

Metido de lleno en la trama La ley del hampa de von Sternberg con guión de Charles Furthman y Ben Hecht, que se merecieron los premios que obtuvieron, un drama de conflictos y lealtades... Pero como la noche redondea una tarde calurosa, casi los pies en el cubo del hielo, la piel volviendose sintética y buscando paz y sosiego, los vinitos blancos sirven de buen remanso.

Aquí no hay conflicto, ni siquiera reyerta. Beber es un gesto de paz.

 

Mosela como Von Othegraven Ockfen Bockstein es un ejemplar super funcional, pletórico y bien

compensado con la acidez que te alarga los sabores en boca, te estruja el paladar para sacarte flores y minerales, fondos de bosque y hasta un pizco de tabaco rubio con algo acaramelado, envolviendote una fragancia floral distinta a muchas cosas. Ese puntito petillant que ya he citado.

 Un clásico, eterno, casi vino de mesilla, el Kabinett St. Urbanshof Piesporter Goldtropfchen te sale de las manos como castañuelas de pizarra y arena de ladera con una bajada de acidez que puede colapsarte. La fruta está inegradísima, fina y chirriando. Una puntita dulce más nada pero para disfrutarlo un par de años aun.

 

Y seguimos con este puntal del Marienburg el Kabinett de Clemens Busch, irresistible, un redoble con todo lo que el territorio riesling permite, fruta y especias...Fino y elegante.

 

Para mi es casi de lo mejor de Mosela, es matiz tras matiz, sutil y aportando el gusto clásico del vino blanco de riesling. Karthauserhof Kabinett, un prototipo, meloso, largo, muy activo y embaucador.

 

Dhron-Hofberger es un spätlese para recordar, con unos añitos (2004) pero excelente vinatero y creador de maravillosas sensaciones. Un viaje a esta zona es recomendable. Sus vinos secos y tardíos son de una gran calidad. Neumagen-Dhron es la primera villa en plantar riesling por los romanos. La fiesta del vino, sólo vino, y nada más que vino es digna de ser encomiada, recomendada y desde luego imitarla. Lástima que haya tanto cervecero entre los que beben vino.

 

 La fiesta sigue con un Chablis Les Clos Grand Cru de Bichot y de Drouhin.

Le copio a Chandler un comentario que hace en sus notas de la charla que mantuvimos una tarde:

Qué tiene Chablis? Ese punto entre estar listos y no parecerlo. A quien no le gusta una manzana verde, crujiente, dura, que suene?

Vinos que traen de cabeza a los entendidos en listados y puntuaciones. Chablis es y será siempre el punto diferente. Ni Alsacia, ni Pfalz se le puede comparar. Solamente el sobrio sabor afrutado de sus vinos con el disparo certero de la buena delicadeza con que se trata toda su elaboración pueden hacer que Chablis aporte la inspiración al vino francés.

 

Uno no sabe a ciencia cierta qué está ocurriendo pero resistiremos.

 

Y Nahe nos deja su lírica y esplendor sin duda con 3 vinos de enorme envergadura, un terremoto con la disciplina alemana, la familia de Erich Maurer ( Niederhausen-Schlossböckelheim), un Dönnhoff Felsenberg ecuménico y a punto de saltar por los aires su bomba de frutas y el Diel Burgberg. Los Grand Cru.

 

 

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