Vinos de malbec, última parte: Cata centésima cuadragésima séptima.
Una de las características en común más importantes de los seis mejores, fue su frutalidad y lo bien amalgamados: alcohol, tanino, acidez, con la madera muy bien puesta, o dicho de otra forma, usada para oxigenar el vino y no para maquillarlo con aromas y sabores ajenos a la fruta y a la tierra. La diferencia entre añadas es de tres años, que también pueden influir en el resultado final.
Empezamos con un interesante espumoso portugués Herdade Do Esporao, Vinho espumante en cuya etiqueta ponen: método clásico, bruto 2008, ¿querrá decir Brut en portugués?, ¿o me reconocieron...? :-). Con intensos aromas a pan tostado y mantequilla, seco en boca y de buena burbuja y acidez. Un buen espumoso por algo menos de $400.00 (23€
Con casa un poco más que llena, formamos una docena de sedientos de malbec alrededor de la mesa, cosa que ha complicado completar en cada mantel, las copas necesarias, a pesar de que un par de días antes había comprado un juego de seis copas extra. Así que entre mi limitada percepción ya congénita, y la falta de copas, que al último tuve que compartir con el último que llegó, no pude inspirarme lo necesario como para tener un juicio ponderado de los vinos, cosa que me pesa mucho, después de haber esperado por tanto tiempo esta cata. Así que la mayoría de los adjetivos y contribuciones han sido de mis compañeros.
Viña Alicia 2008 fue el primer malbec. Nariz intensa a fruta negra, chocolate amargo y notas florales, de tanino firme y final largo. Un poco de vidrio le caerá muy bien, quizás un par de años. Acostumbro a poner el más caro al último, partiendo de que el precio no muchas veces refleja la calidad y ni siquiera si es mejor que otro barato, lo he dejado por esta vez al principio.
Felino 2008, de Viña Cobos. Copia textual: suave, afrutado, ligeramente más amargo, arándanos, notas de sandía, tanino rugoso y final amargo
Maula 2006. De carácter térreo de buen ataque, que va de más a menos, tanino suave y buena acidez. Sutil.
Tabla No. 1, 2008. Un mexicano que se ganó con creces el estar entre los seis... al leer las notas de mis compañeros me doy cuenta que a la mayoría les pareció muy ácido, esto me recuerda también que el umbral a la acidez es distinto en cada persona, a mí me ha gustado, aunque sus taninos los noto un poco verdes. Necesita integrarse en botella. Es un vino que definitivamente volvería a comprar, uno de los pocos representantes de Aguascalientes.
Sur de los Andes 2006. Un vino potente que tras unos minutos de aire mejoran sus taninos, frutal y buen recorrido en boca, de final largo y buena acidez.
Por último Alamos 2009. Bajo la misma hechura de los demás, frutal, tánico, acidez viva, ideal para un buen corte argentino.
Con mi ejercicio fallido al catar y las someras notas de mis compañeros, no quisiera poner por escrito muchas conclusiones, mucho menos escoger el mejor, creo que todos son vinos que no defraudarían a nadie.
Sería bueno echar un vistazo a las primeras impresiones, me refiero a la primera vez que los probamos, pero de antemano sé que deben ser muy diferentes.