Gota a gota en Verema

Vino mexicano

La perspectiva del vino mexicano, para quienes vivimos en México, corre como un péndulo; hay quienes se muestran optimistas diciendo que vive el mejor momento de su historia; y hay quienes aseguran que el mercado está en pleno declive. Yo quisiera ser más moderado en mi juicio, y reconocer que el gobierno no ha ayudado lo suficiente, ni en la historia contemporánea ni en el pasado remoto, y en muchas ocasiones ha entorpecido el desarrollo vitivinícola en México. Los productores que hoy hacen su mejor esfuerzo para que esta parte de la economía crezca, son muy valientes y arriesgados. El 90% de la producción local se consume en México. El 40% del consumo total es de vino mexicano, el resto es importado: siendo España y Chile los mayores exportadores de vino. Hay mucho camino por recorrer, y está repleto de piedras de todas formas y tamaños. Basta decir que desde la Colonia tuvo sus primeros tropiezos. Felipe II en 1595 prohibió la plantación de la vid, por atentar con los intereses de los productores de la Penísula Ibérica. Por fortuna nunca llegó a extinguirse la producción por completo. 

Pero más allá de cifras, estadísticas y de historia , quisiera hablar de dos vinos que he probado este fin de semana. Dos vinos honestos, sin grandes pretenciones de medallas, premios, ni tampoco precios exorbitantes como para hipotecar la casa. Son dos vinos para cualquier ocasión, que cumplen con cabalidad las espectativas de un consumidor que busca vinos sin excesos, empezando por el precio. Dicho sea, muchos productores, no sólo en México, han caido en la tentación de elevar sus precios cobijados en premios y medallas, así como en botellas de etiqutas vistosas con nombres rimbombantes. Sin caer en la cuenta de que finalmente el vino debería estar considerado como un producto de consumo cotidiano, sobre todo en países de poca tradición que buscan incrementar sus ventas. 

Pero sigamos con los dos vinos en cuestión. El primero es un ejemplar queretano, de una zona que empieza a despuntar fuera de la ya famosa zona de Baja California. Orlandi merlot cabernet sauvignon 2010, cuya etiqueta va acorde con su contenido; sencillo, limpio directo, sin exceso de maduración ni alcoholes de alto octanaje. De trago largo, frutal y con un tanino y acidez en consonancia. Como para comprar una caja. La Redonda, bodega donde se vinifica, es un digno ejemplo de gente emprendedora que ha podido hechar a andar un proyecto que al principio pudo haber parecido imposible. Competir no sólo con los vinos extranjeros, que gozan de tanto prestigio, sino también con algunos vinos mexicanos cuya principal zona es Baja California Norte, concretamente el Valle de Guadalupe, donde se asienta la mayoría de las bodegas  mexicanas, como: L.A Cetto, Adobe Guadalupe, Mogor Badán, Monte Xanic, entre muchas otras. Una bodega que no sólo vinifica, sino que promueve la cultura vinícola con diferentes acontecimientos durante todo el año. 

El otro vino que me llamó la tención, es: Noventa y 9, así es como aparece en la etiqueta: "puro mexicano" y en la contraetiqueta: "Producto mexicano, elaborado por Unión de Productores del Valle de Guadalupe S.A. de C.V. Un vino que tiene una acidez excepcional; fresco, y que invita a cada trago a la reflexión sobre aquellos vinos sobre-extraídos cuya acidez ha quedado sepultada con maceraciones prolongadas y alcoholes altos. Podría adornar con adjetivos y notas la descripción de Noventa y 9, pero prefiero hacer hincapié en su excelente acidez, ya que cada vez es más difícil encontrarla.

Con esto concluyo, esperando que quienes hayan sido tan generosos de leer esta entrada, puedan encontrarlos en algún anaquel de su tienda favorita, y tengan la curiosidad de descorharlos para contrastar mis humildes opiniones sobre este par de buenos vinos mexicanos.  

  1. #1

    doctortjk

    Mi estimado Benjamin, siempre un placer leer a mi estimado Paisano. Valle de Guadalupe y los demas Valles han crecido impresionantemente desde tu ultima visita. Hugo d'Costa calcula que con marbete, existen unas 120 vinicolas en los 5 Valles de Baja California.

    Justamente este fin de semana se lanza un proyecto de redescubrimiento del vino en el pueblo Magico de Tecate, donde por alla en los años 30's era la zona donde se producia mas vino, con solo una vinicola de los Rusos en Guadalupe, y la de Santo Tomas trabajando en el Valle de Santo Tomás y en Ensenada. 7 Vinicolas presentaran sus vinos y parece otra opción interesante para Baja California.

    Espero otra nueva visita a Baja California con tus amigos que te apreciamos Adrianita y tu servidor. Te mando un gran abrazo desde Tijuana...

  2. #2

    G-M.

    Si me topo con ellos, irán a la cesta!

  3. #3

    Pepeiglesias

    Si me permite, le aconsejaría que leyese el artículo "Del paralelo 33ºN al 52ºN, y del 30ºS al 40ºS, pero no tanto" en el trabajo colgado en http://www.enciclopediadegastronomia.es/articulos/vinos-sidras-y-otras-bebidas/vinos-y-otras-bebidas/historia-del-vino-en-america.html.
    Creo que le aclararía algún punto determinante en la cultura del vino que no tiene nada que ver con los caprichos de Felipe II.

  4. #4

    BenjaminBerjon

    en respuesta a doctortjk
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    Doctor:

    ¡Qué sorpresa saber de ti y de Adriana! hace mucho mucho tiempo que no te dejabas "ver". Muy interesante lo de Baja California. Aunque más vitivinícolas no quiere decir más calidad necesariamente. Guardo muy buenos recuerdos de ese viaje, ganas no faltan de ir por aquellas tierras norteñas, aunque falta que tú y Adriana vengan al sur...

    Un abrazo y espero verlos pronto.

  5. #5

    BenjaminBerjon

    en respuesta a G-M.
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    No te arrepentiras.

    Saludos

  6. #6

    BenjaminBerjon

    en respuesta a Pepeiglesias
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    Pepe:

    Debió ser muy duro el comercio del vino en aquellos tiempos, las circunstancias eran muy precarias.

    Saludos

  7. #7

    Pepeiglesias

    en respuesta a BenjaminBerjon
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    Si te refieres a la época de Felipe II, realidad no era tal porque apenas existía el comercio. En el Antiguo Régimen todas las propiedades pertenecían a la Iglesia y la Corona. No había burguesía y por tanto el comercio era casi anecdótico. De hecho la colonización de América fue el inicio esa nueva clase social que un día se levantaría contra las coronas dando paso al liberalismo.
    El Rey no necesitaba comerciar con su vino, decía si había que elaborar o no, y punto. Si has leído mi artículo verás que el motivo de no plantar vides en México se debe a la franja de habitabilidad de la vitis vinífera.

  8. #8

    BenjaminBerjon

    en respuesta a Pepeiglesias
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    Eso quiere decir que todo el vino que se producía en las colonias se consumía allí mismo, por lo tanto es un mito lo de la competencia con los vinos españoles. Más tomando en cuenta los productos perecederos que no aguantan los viajes largos, y a veces ni los cortos. Interesante.

    Saludos

  9. #9

    Pepeiglesias

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    Exacto, de hecho las vides y las bodegas pertenecían a la Iglesia, porque se argumentaba que era para que los curas pudieran celebrar misa ya que llevar vino desde la península era extremadamente costoso.
    Me imagino que conocerás la historia del pisco. Perú producía un vino muy malo porque está fuera de la franja, así que había súper producciones, pero sin apenas azúcar, de modo que destilaban una buena parte del vino para con ese alcohol encabezar el restante. Un día alguien probó aquella holanda, le supo bien y se empezó a comercializar, pero en principio su uso era para hacer estable el vino.
    De hecho las grandes producciones de vino en Argentina y Chile, empezaron a desarrollarse cuando los sistemas de transporte permitieron su exportación, antes eran solo de consumo local.

  10. #10

    jacomur

    En Querétaro elaboraba vino y cava Freixenet, tenían bodega propia. ¿ Continuan?. Saludos desde la verde Cantabria.

  11. #11

    BenjaminBerjon

    en respuesta a jacomur
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    Hola Jacomur:

    Hace un par de años estuve en la Fiesta de la Vendimia dentro de sus instalaciones, así que me imagino que siguen ahí.

    Saludos

  12. #12

    Comvinart

    Hola Benjamín. A pesar de leer verema con cierta frecuencia, no había leido este artículo. Creo que tocas un buen punto, con respecto a los vinos "honestos y sin pretenciones". El pasado Octubre estuve en el Valle de Guadalupe, donde fui a visitar a mis dos proveedores, a algunos amigos y por supuesto por ahi conviví con el famoso Dr. Valente y a Adriana.
    Pude sacar, o mas bien corroborar algunas conclusiones:
    Por un lado es interesante el que no haya restricciones o bien estas sean mínimas. Sin esas restricciones se pueden hacer cosas interesantes que en otros paises son impensables ... como vinificar Nebbiolo, hacer combinaciones con cepas tan dispares como Garnacha, Zinfandel, Tempranillo, Nebbiolo, Cabernet, y/o Petite Syrah, por ejm. Cosa que no sucede en otros países o regiones vinícolas donde se podrían hacer cosas interesantes si hubiera un poco mas de apertura.
    Pero por otra parte siento que hace falta cierta reglamentación, estudio de terroir (y me refiero a subsuelo, agua, clima, microclima, segmentacion de pagos, etc...), estandarización de procesos, y/o lineamientos para que esa experimentación tenga un objetivo claro, el cual muchas veces siento que no lo tiene. Creo que el proceso de experimentación debe avanzar hacia objetivos mas claros y veo que algunas bodegas siguen encajonadas en ese proceso. Por bodegas me refiero tanto a las que ya estan establecidas como al tipico aficionado que va a la escuelita y elabora sus 2000 bot. de vimno propio.
    También noté una diferencia entre las bodegas quienes cuentan con un enólogo o bien un "wine maker" pero con bases firmes, métodos científicos y objetivos claros versus "winemakers", e incluso aficionados que elaboran vinos como "receta de cocina" o bien hacen las cosas "al tanteo" sin mediciones exactas, y cuyos resultados a veces son buenos pero otras veces dejan mucho que desear.
    Y por último siento que ha habido algunas bodegas que elaboran sus vinos pensando en ganar medallas o concursos mas que pensar en la gastronomia, como bien dices, con sobre extracciones, vinos con un "punch" inicial pero que se caen al cabo de poco tiempo, con aromas "exóticos" de todo tipo menos los que esperamos de las cepas que fueron utilizadas, etc...Incluso este objetivo los lleva a prácticas como el uso de chips, largas maceraciones, fermentacion a temp excesiva, etc...
    Siento que hubo un "boom" de estas pequeñas bodegas hace unos 8-10 años. Al poco tiempo decayó su popularidad (por lo menos en Monterrey) y ahora los vinos mexicanos han tomado un segundo aire gracias a la labor de una nueva generación de aficionados, restauranteros, etc... pero en la que solo participan los que estan haciendo un mejor trabajo.
    Saludos desde Monterrey.

  13. #13

    Comvinart

    en respuesta a jacomur
    Ver mensaje de jacomur

    En Querétaro aun tienen la bodega, una de las mas grandes de México. Hace unos años conocí al enólogo en turno, que por lo general es enviado desde el Penedés por Frexenet. La mitad de los que vienen son de apellido Raventós (igual que mi abuela Montserrat, pero por desgracia yo no tengo parientes relacionados con el mundo del Cava). Algunos han elaborado vino de mesa en Querétaro, pero como proyectos personales y no tanto de la bodega. Sin embargo aparte del vino espumoso de Freixenet elaborado en Querétaro, son muy pocos los vinos de mesa de cierta calidad que se elaboran en esta zona o bien que son proyectos a mediano o largo plazo. Los mas notables pudieran ser Orlandi, que menciona Benjamín en su artículo y Viñedos la Redonda.
    Esta zona se da a conocer sobre todo por un par de eventos que realizan. Uno es el festival de los 100 vinos mexicanos, en el cual participan vinícolas (citadas en orden de importancia) de Baja California, Coahuila y su Valle de Parras, y zonas emergentes como Querétaro, Zacatecas y Aguas calientes. El segundo evento es el festival del Queso en el cual también participan algunas bodegas de vino locales.

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