Sobre ruedas va este negocio que al parecer la gente "guapa" de la zona esperaba con los brazos abiertos. Año y medio de andadura y siempre lleno. Hasta en la acera (lo que los restaurantes suelen llaman terraza).
Una propuesta más de las de moda. De estilo ecléctico y desenfadado. Mezcla de sillas, cubiertos, mesa compartida incluida. La carta es tanto en formato, como en tamaño, el símil de un periódico donde figuran sus platos y "noticias".
Equipo numeroso y joven. Atento en la reserva y recepción, en especial el tal Óscar, el cual emigra enfrente al nuevo local que abrirán en breve. Otra prueba más de cómo les va.
Me decanté por el Potito. Un frasco de cristal que encierra huevo de caserío, patata trufada, boletus y crujiente de jamón. Me gustó. La verdad es que tiene todos los ingredientes para hacerlo.
Mis ojos fueron a parar a "No dejes de probar nuestros callos con garbanzos que son una auténtica maravilla. Desgrasados y depilados!" (literal). Una "noticia" que recogí, puesto que no es uno de los platos que figuran. Aquí sin embargo, pese a que también lo tenía todo para gustar, lo encontré sin la fuerza que requiere este plato. Falto de melosidad. ¡Oiga, pues échele grasa!
Mención para la chapata rústica que acompañó al par de platos. Cocida, crujiente... me sirvió de sopas para los callos en busca de esa falta de traba.
Dos copas de tinto distintas, una para cada plato. Al potito un Áster crianza 09, y para los callos, un Izadi crianza 08. Servidos en copas Schott Zwiesel de calidad.
De postre, Sorbete de naranja sanguina. Pues eso, naranja a tutiplen. Refrescante granizado natural muy conseguido.
¡Tienen carta de tés!. Un punto sin duda a su favor. Serán seis o siete referencias, pero que tomen nota otros. Me tomé un Power Tea. Té negro con jengibre, nuez moscada, cardamomo, mate, pimienta roja y clavo.
Junto con la cuenta te preguntan si quieres un chupito, al cual accedí. Un orujo de hierbas muy suave.
No hace falta enamorarse, eh... pero puede uno repetir perfectamente.
Más las dos copas de vino, a 3 pavos, y el té, a otros 3... Teniendo en cuenta que es a la carta además... Pues no sé, David, la franja de los 30 pavos está en cuanto te sales de un menú. No seas rata, coño!
Así es, pero me sigue gustando la esa sápida combinación.
Repito lo mismo, Kop. En cuanto te sales de menú... Si te digo los precios por separado seguro que no los ves descabellados.
Y repito también... ¡Rata!
De rata nada nOti¡¡¡ jajajaja. Mido mis salidas.
Bueno, la califico de correcta porque me sirvieron unos buenos vinos en buenas copas. No vi la carta, no tenía intención de pedir botella.
Es que la carta es algo así como lo que sale en los Flinstones, metro por metro y medio de cartón que si la pones encima de la mesa toca la lámpara del techo.
Por eso lo decía. No he visto nada más incómodo aunque original si que es.
Ni se te ocurra dársela al de enfrente porque arrasas las copas de la mesa.
Saludos
Collons! Tomo nota. Vamos, como la carta que tienen de los platos, pero rígida.
Saludos
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