Es mi referencia en la zona, además del extinguido San José entonces situado a las afueras.

De carta moderada, ofrece producto de la zona, en una sala castellana tradicional.

A mí las longanizas al vino me pirran, y las paellas tienen un sabor inconfundible.

A repetir con confianza.

Se trata de un restaurante en el centro de la población, con muchos años a cuestas en el local y en los camareros que dan un servicio profesional correcto pero sin salirse un paso del orden establecido. Local cercano al planteamiento de mesón con decoración de fotos de toreros y futbolistas, múltiples botellas de vino vacías de elevada antigüedad, decoración rústica y antigua. Copas y vajilla de batalla.

Buena carta de comidas con predominio de embutidos, sopas, huevos y asados peor con bastante variedad. Carta de vinos con presencia de vinos locales muy interesante y exclusiva. Un menú de 17€ con 8 primeros y 5 segundos a elegir con 3 posibles postres más flojitos. Inlcuye vino así que nos fuimos por un blanco Viña Enterizo macabeo 2012 y ampliamos fuera de menú con un tinto Pasión de Bobal 2010 interesante.
Optamos los 6 por menú. Un buen aceite de Pagos Baldíos San Carlos para un peor pan mientras llega la comida.

Gazpacho manchego (2 raciones) meloso, con menos caldo que se suele hacer por Valencia, bien de sabor y pimienta negra. Revueltos de espinacas mejor de lo esperado. Sopa de ajo (2 raciones) bien según referencias. Ajo arriero correcto.
De segundos 5 chuletas a la brasa en buena ración y bien de sabor aunque de animal de buen tamaño. Completó plato de matanza con dos güeñas, 1 morcilla y dos longanizas junto a un lomo pasado por plancha con sus patats y pimiento rojo, todo ello correcto sin más.

Para postres natillas, zumo de naranja, buen flan de café y un helado de turrón, que, sorpresa, resultó ser industrial. Se remató con dos cafés.
Ninguna opción de chupito, mistela o similares. La estrella de Murviedro moscatel la tomamos en casa con un par de bandas de manzana.