Magnífico. Cocina sin fruslerías ni modernidades vacuas. Un carpaccio con

Magnífico. Cocina sin fruslerías ni modernidades vacuas. Un carpaccio con aroma de foie delicioso, un entrecot al all i pebre sensacional, etc. Buen servicio y una mantelería de calidad con la que por una vez no se me resbala la servilleta al suelo. Mesas suficientemente amplias y salón muy poco ruidoso a pesar de estar lleno. Otra cosa lo del vino, de risa. Me pregunta el camarero que que vino quiero beber!!. Pues si me trae la carta se lo digo. Que resultó ser más que correcta, pero de su servicio no tienen ni idea. A la hora del café pido un Calvados -recordaba que tenían uno excelente-, indaga el camarero y me dice que Calvados no tienen y si quiero un Drambuie o un Tía María. No comment. (A mi hija pequeña también le e ncantó y dijo que el comedor se parecía al del restaurante de la película Ratatuille. Todo un piropo). Unos 50 euros pp.

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