La Cabra

Soberbio trabajo de decoración para un local dividido en tres espacios, insonorizado de manera sobresaliente, que separan y diferencian bar-restaurante-cocina.

La visión de la cocina desde el salón principal es sobresaliente, la bajada de persiana al finalizar el servicio me pareció muy curioso y de esos detalles que prometen. En el salón principal, a un volumen casi imperceptible, lo mejor del pop ingles de los 90 (al menos ese día).

Servicio atento y con un trato muy personal, pero descuidado en lo profesional, tanto en mi mesa como la más cercana tuvimos que pedir las servilletas (perfectamente entregadas), y hubo que pedir en todo momento el relleno de las copas de vino. Comparto los comentarios de Isaac en cuanto a la juventud del equipo y de la necesidad de pulir detalles.

El Chef, Javier Aranda, salió personalmente a atender una mesa que no estaba de acuerdo (desconozco con razón o sin razón) con la cocción de uno de los platos. Con la visita (que se repitió) quedaron muy satisfechos.

Comparto con otros comentarios, cierta desubicación o bien de los clientes o bien del local, considero que la zona de Bilbao facilita el acceso y el éxito de determinados locales, pero mi impresión es que la pretensión e idea del chef es otra (opinión personal), aunque también es cierto, se ha adaptado a las necesidades de los clientes.

Gran acierto: Se nos propuso y facilitó en todo momento compartir los entrantes, los mismos, eran tan correctos y adecuados (en cuanto a cantidad) que en todo momento pensamos que se estaban duplicando los mismos.

De los entrantes, sobresaliente el “calamar de potera con pasta y guiso de oreja de cerdo”, el calamar muy sabroso y en su punto, y sorprendente la pasta rellena de oreja, y un tanto exagerado el “foie guisado con chalotas y criadillas de tierra”, al que achacamos cierto malestar posterior (algo que nunca sabremos), pero que devoramos sin remisión.

Los aperitivos que acompañaron los primeros platos fueron: Cigalitas en salsa y un puerro refrito con un delicioso y sobresaliente salmón con espinacas.

Como platos principales optamos por pescado, había varias opciones además del mero (bueno sin más) y rape (cola en exceso pasada), desgraciadamente no aportaron nada y desmerecieron bastante las novedosas propuestas de los entrantes.

El servicio de vino, correcto y atento en la elección aunque, como dije antes, algo olvidadizo. Disfrutamos de VALENCISO RESERVA de Rioja, en exceso caliente, que fue refrescado en cámara adecuada como pude comprobar igualmente en otras mesas.

A los postres no llegamos (por exceso), y buen servicio de café.

Independientemente de los peros, considero que las propuestas más arriesgadas pueden funcionar muy bien para un local de referencia.

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