Cena esta misma noche, cena de dos, celebración tetè a tetè, como dicen los franceses y sensaciones encontradas, sensación de "leches, creo que me han robado la cartera"; paso a comentar y, como siempre, los demás dirán...
Ambiente: restaurante cool por la zona de Bilbao, publico antañón, se percibe el poderío y (por mi parte) cierta sensación de desubicación. Barra a la derecha, mesas altas a la izquierda y comedor al frente, separado por un portalón de cristal; las escaleras hacia abajo creo que desembocan en el Lounge pero no lo podría asegurar. El acomodo se produce sin premura (10 minutos de espera hasta que la maitre hace acto de presencia) en una mesa amplia ubicada frente a la cocina y vestida de blanco, con buena separación y deficiente insonorización. El coperío decente, de marca Schott.
Comida: tras el apaciguado asiento, la cosa sigue en modo "low". 5 minutos más tarde aparece el maitre (el segundo maitre, asumo) y nos arroja las cartas sin preguntar nada acerca de tomar algo de beber, acomodo de abrigos y demás. Genial. Vistazo rápido a la carta y, en resumen, resulta escueta: unos 6 entrantes, 3 propuestas de pescado y 4 de carne. Sin noticias de la carta de vinos. 10 min más para tomar nota de la comanda: preguntamos por la opción de medias raciones (opción a priori factible) y la respuesta es (textual) "quedaría demasiado ridículo, es decir, las vieiras, ¿qué ponemos, media para cada uno?". Me río porque la noche es de celebración, pasando de llorar. Optamos por un entrante para compartir, dos principales y vino por copas –sin carta específica para esta opción-. A por ello vamos:
- Pan: sirven 8 finas rebanadas de un pan de miga consistente con la corteza (a mi juicio) requemada. A mi novia le gustó; a mí no. Hombres y mujeres = perros y gatos.
- Aperitivo: 4 makis de papada y carabinero, envueltos de alga nori y cilantro y coronados por una rodaja de... sabe Dios. Le pregunto a nuestra camarera qué es y, bueno, aun estoy esperando la respuesta. Excesivamente cítricos, aunque con una untuosidad interesante. Postgusto agradable pero anodinos al fin y al cabo. Un 4 raspado.
- Guiso de calamar de potera con pasta y manitas: recomendación especial del maitre (de uno de ellos, no era plan de hacer el feo). 5 anillas de calamar hermosas (medio calamar, calculo), pasado por la plancha y remozado de un caldo bien gelificado y cuatro (si, cuatro, dos por barba) macarrones rellenos de la farsa de manitas. Rico el calamar (buen genero y bien tratado), y el guiso en general, pero con una acusadísima falta de potencia; ¿saben cuando el respeto al producto se convierte en remilgo? pues multipliquen esa sensación por cuatro e igual se acercarán. Buena idea, buena ejecución y poca sal = 5.
- Dentón cocinado en un suquet con patatitas y verduras: una de las opciones de pescado del día (sin precio indicado en carta). Una tajada mediana de dentón, pasada por la plancha (de nuevo) y remozada del suquet. La guarnición 2 mini patatitas duras (no al dente) y dos trocitos de zanahoria. Piel crujiente, pescado bien cocinado y suquet sápido que no sabroso –un salero, por favor-. Respecto a la guarnición, mejor ni hablar. ¿Un 7? Quizás otro día; por 23 eurazos esto es un 5 “raspao” de manual.
- Carré de cordero con puré de patatas: el plato de la noche (va sin segundas). 2 buenas piezas cilíndricas de un muy buen cordero guarnicionadas de un puré ligero y regadas de una elegantísima reducción de sus jugos. Acusa de nuevo una moderada falta de potencia pero al César lo que es del César: un 7.
- Canelle de chocolate blanco y helado de maracuyá: el postre, vaya. Tres daditos de bizcocho compacto de chocolate blanco y una quenelle de helado de maracuyá, todo ello flotando en una insípida salsita de… ¿crema? ¿Caramelo? Vaya usted a saber. Escasa la ración y escasa la armonía de los elementos de la composición, 7 euros de precio y una camarera que nos pregunta si eso es lo que habíamos pedido de postre… ¿la nota? Mejor ni la pongo.
- Bebida y otros conceptos: vino por copas para mi (3 de blanco, no recuerdo cual) y agua para mi parienta (tres vasitos medio llenos). Aparte 2 copitas de moscatel para los postres (Floralis de Torres) y un café con leche. Detallo los precios:
- Copa blanco tempranillo (x3): 7,80 euros
- Copa Moscatel (x2): 6 euros
- Agua 1L: 3,00 euros
- Agua 1/2L: 2,50 euros
- Pan y aperitivos (x2): 7 euros
El total pagado por 1 entrante, 2 principales, 1 postre y los otros conceptos detallados: 109,23 euros.
Lo mejor: beber vino en este sitio sale más barato que beber agua. La comida es amable y bienintencionada. El sitio está bien decorado.
Lo peor: 3 vasitos de agua en este sitio constituyen un litro y medio. El servicio no sabe por dónde se anda. Los redaños que hay que tener para pasar en España (con la que está cayendo) (y en un local de reciente apertura) una receta de 110 eurazos por consumir 3 platos, 1 postre y media botella de vino de tercera categoría (así nos va).
La Cabra, La Cabra... la madre que la parió!