Generalmente no sigo el orden de locales que tengo pendientes cuando me encuentro con una sorpresa muy grata y no me puedo aguantar, en esta ocasión es por lo contrario, nunca he tenido una decepción como la que os relato , y mas de la mano del chef que da nombre o lo pone .

Dicen que las primeras opciones son las acertadas, a veces, sin duda, la mía era el restaurante Ikaro de Logroño, pero como sabia que teníamos que disfrutar de las zonas de pinchos, La Laurel y la calle San Juan, decidí que un menú degustación era demasiado para cenar, así que como las croquetas de Francis Paniego nos encantan a la familia, y tenían carta de picoteo se me quito la idea de cenar en el Ikaro.

No me arrepiento, porque no hubiésemos podido con el menú degustación, ya que en las zonas mencionadas se comen buenos pintxos y se beben buenos vinos, sin embargo creo que fue una de las peores experiencias en familia.

Local moderno, abanderado por este gran cocinero de la Rioja, hemos estado un par de veces en el Portal y otra en el gastro que tiene en la misma localización, siempre muy bien, disfrutando de la gran cocina que sabe hacer y de esas croquetas que su madre le enseño a hacer, así reza el enunciado en la carta.

Decidimos picotear cuatro cosillas, de no ser por las croquetas, creo que hubiésemos seguido de pintxos, pero tenia reserva , eso y las croquetas para mi sagrado.

Las croquetas que su madre Marisa les enseño a hacer, seis unidades 11,5€, simplemente un desastre, grumosas, la bechamel, nada que ver con las probadas en Ezcaray , pesada , nada fina , lo dicho una decepción y casi dos euros la croqueta , que bien a gusto las pagaba , pensando que eran las que en tres ocasiones distintas hemos probado .

Carpaccio de gamba con tartar de tomate y ajo-blanco, un carpaccio como un velo, ya se lo que es, pero tan fino, difícil de hacer, abundante tomate troceado con datiles y cebolla caramelizada, esferificaciones de vino tinto, que no sabían a nada y el ajo-blanco, el sabor de la gamba desapareció con tanto tomate, mejor tartar de tomate con velo de gamba, 16€.

Canelones gratinados al estilo de mi amigo Nando Jubany, tenia ganas de probar algo de este cocinero, se supone que de pollo, con bechamel de Idiazabal , eran de pollo y oporto, totalmente triturado, como una pasta para hacer salchichas, la bechamel no sabia a queso, a ninguno y tenia un sabor, no se, entre industrial y sabor a harina, algo extrañísimo, allí quedaron 14,5€.

Ultima cosa , gracias a dios , hamburguesa “Tondeluna” con panecillos al vapor , dos unidades , minis , mas patatas , correctas 14,5€ y si esos panecillos eran al vapor , yo peso 80 kilos , la carne correcta , entre tanto desbarajuste , junto con la mantequilla lo único correcto .

Por supuesto no pedimos postre, me alegre mucho de venir de pintxos y con el hambre justo, cuando me pregunto el chaval, al que le pedí dos cervezas , le dije la verdad , la atención , gente joven , con claros oscuros , el que nos atendió bien , otro que vino de vez en cuando , regulero , mesas alargadas donde te juntas con todo el mundo , aunque si comes bien , no pasa nada , creo que es la primera vez que lo digo , a Dios pongo por testigo que en la vida , volveré a este local , y lo siento porque he disfrutado mucho de la cocina de Francis Paniego , pero si no estas encima de tu negocio , no es culpa mía .

Restaurante muy bien situado en el centro de Logroño
Lo que más llama la atención es que todo son mesas corridas de 10 comensales, por lo que compartes mesa con otras personas. No me resultó molesto, ya que tienes espacio y la gente aquel día era muy respetuosa.
Elegimos un menú de 25€+IVA cada comensal que constaba de 7 platos para degustar con la pareja.
Los 5 primeros fueron salados y los 2 últimos postres
Los 5 primeros nos gustaron bastante, no había mucha cantidad.
Con los postres tuvimos una suerte desigual, el primero era una tostada templada de manzana,queso y helado de miel que estaba espectacular. Sin embargo la torrija no estaba a la altura.
La carta de vinos estaba compuesta exclusivamente por vinos Riojanos y venia organizada por variedades de uva.

Si estas por Logroño vale la pena visitar, al igual que la calle Laurel