Aparece en todos los comentarios en primer lugar de preferencias. Quisimos saber el porqué y hemos salido más confusos. Te esperas un lugar íntimo, acogedor y te encuentras un salón pequeño, con mesas demasiado juntas, decoración inexistente y mantelitos de papel con la historia de los personajes importantes para el restaurante. En medio del local de 30 m2, tres eternos minutos sin que nadie nos hiciese el más mínimo caso. Por unos segundos pensamos en salir, pero del fondo del local, de la barra de emplatado, salió un camarero que nos dijo que estaba comprobando la reserva. Porque la teníamos.
La comida no es mala. De todos modos, la vieira que pedimos y que esperábamos con su cebollita, con su tomatito y con su pan rayado, se encontraba sumergida en una especie de caldo de habas rojas. No flotaba con garbo, ni sobresalía con elegancia; se ahogaba en el caldo de las habas y para llegar a ella y salvarla hemos tenido que bebernos el líquido. Con la cuchara, claro. Mientras buscábamos nos encontramos con unos granos de caviar de bote.
De segundo pedimos pescado del mercado. A unos metros está el "mercado do peixe" por lo que confiamos en el criterio del maitre. Y acertamos, el pescado( nos dijeron el nombre, pero ya no lo recuerdo) presentaba una textura deliciosa entra besugo y lubina que nos gustó. Acompañado de unos taquitos de verduritas a la plancha y taquitos de patatas fritas. Muy bueno el pescado en su punto exacto de cocción y jugoso.
Habíamos probado vinos do Alentejo, de A Barriada y do Douro, por lo que pedimos un reserva blanco do Dao; Quinta da Garriga. Bien en líneas generales, sin excesos. Lo mismo con el servicio del vino.
Un delicioso postre de Ovo mol, con helado de mango.
Al insinuarle al jefe de sala que le quedaría muy bien al Ovo mol una copita de de Oporto, directamente me comentó que no podían permitirse el lujo de regalar una copita a todo el mundo. Si piensas en pequeño, no podrás ser grande, pensé.

Resumiendo. Local para una comida de camaradas, de amigos. No se os ocurra llevar a la pareja para pedirle matrimonio. Lugar poco íntimo para soborear buen pescado y poco más.
Pagamos 65 euros, dos personas. Tampoco es mucho.