Prenafeta es un pueblo pequeñísimo a muy pocos kms de Montblanc. Allí hay un par de casa rurales que tienen muy buena pinta, una de ellas posee este restaurante donde celebramos una muy buena calçotada. Todos los ingredientes eran de calidad y estaban muy bien cocinados: los calçots de tamaño idóneo, ni muy pequeños ni muy grandes, en su punto y con una salsa logradísima; la butifarra negra con mongetes para chuparse los dedos, patata y alcachofa ricas y para acabar el cordero y la llonganiça igualmente sabrosos; además estos 2 últimos los sirven en un cuenco de barro con brasas y parrilla encima con lo que se conservan calientes todo el rato.
De postre la naranja y la crema catalana.
Salvo de calçots del resto no ofrecen repetir.
Pan normalillo tipo payés y el vino lo más flojo, requiere de gaseosa. Es una pena porque le podrían sacar más partido y hacer un poco de propaganda de los vinos de la DO Conca de Barberà; ésta tiene bodegas que llevan tiempo intentado sacar la cabeza y los restaurantes de la zona deberían echar una mano.
El comedor es muy agradable, ambiente cálido y curiosa decoración: una colección de juguetes bastante antiguos entre los que destacan un montón de muñecas Barbie. Me dijeron que estaba el primer modelo que se fabricó.
Servicio competente y amable.
Como hacía mal día toda la comida la hicimos dentro. No vi tampoco que tuvieran sitio para comer los calçots al aire libre como a mí me gusta.
En resumen, otro buen sitio descubierto para esta agradable costumbre de la calçotada. Pena no mejoren un poco el tema vino, claro que desgraciadamente se asocia este tipo de comida con vino en porrón de escasa calidad, ya es hora de que empiece a cambiar, ¿quién ha dicho que no pueda servirse un caldo correcto con este tipo de menú?.